Ponyo en el Acantilado supuso la vuelta de Hayao Miyazaki a un cierto tipo de cine infantil centrado en subrayar la importancia de la naturaleza a través de un mundo donde la magia forma también parte de lo cotidiano. De este modo, el mar no sólo aparece como el escenario, sino también como uno de sus principales protagonistas. El propio director aseguraba que “un niño y una niña, el amor y la responsabilidad, el océano y la vida, es la esencia de todo: he aquí de lo que habla Ponyo sobre el acantilado, un cuento que es mi respuesta al desamparo y a la incertidumbre de nuestra época”. La película es la octava producción dirigida por Miyazaki con Ghibli y cuenta la historia de Sousuke, un niño que un día se encuentra en una playa cercana a su casa a una niña-pez, a la que bautiza como Ponyo. Con el referente de Mi vecino Totoro como el más cercano dentro de la filmografía del cineasta japonés, Ponyo es una delicia absoluta donde la forma de la animación (ésta es una obra mucho más sintética en el trazo que prodigios técnicos como El castillo ambulante o El viaje de Chihiro) se revela como parte de la estrategia que pretende acercarse lo máximo posible al imaginario de los niños: Ponyo es una película orgullosa de ser genuinamente infantil tanto en su forma como en su fondo. El CaixaForum de Barcelona proyectará la cinta dentro de su sección “Pequeños cinéfilos”. ER