Hasta hace tres años, Damián Szifron era un nombre muy popular dentro de la industria televisiva argentina por ser creador de varias fórmulas de éxito, algunas de ellas tuvieron su versión en la televisión española, como Los simuladores o Hermanos y detectives. Sin embargo, con esta película se presentó en el Festival de Cannes y demostró que en el cine su forma de narrar y sus intereses iban en otra dirección, por un camino que en ningún modo converge con el televisivo. El director ya había entregado un interesante policíaco en 2005 con Temporada de valientes; pero con Relatos salvajes, coproducida por El Deseo, el director dio un paso adelante. El primer mérito: conseguir que una película episódica funcione casi como un todo unitario. Y lo hace gracias a mantener el tono (siempre al borde del abismo, con el humor negro y la violencia como propulsores) y acertar con el nivel medio de los distintos capítulos, que se suceden hasta acabar mostrando un gran plano panorámico de las miserias humanas en todas sus posibles presentaciones. Merece recuperarla para no caer en la tentación de pensar que se trata ‘sólo’ de una comedia argentina. Fernando Bernal

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