Carlota Moseguí

Han pasado cuatro años desde que el chileno Sebastián Lelio maravilló al público y la prensa del Festival de Berlín con Gloria. El fenómeno se repitió el domingo durante el estreno mundial de su nuevo noir melodramático en el certamen teutón. Al igual que en Gloria, el epicentro de su quinto largometraje –que ahora mismo se sitúa como favorito de la competición– radica en el titánico proceso de reafirmación personal que lleva a cabo la protagonista del film. Una mujer fantástica está protagonizada por un transexual que debe hacer frente al luto de un ser querido, y la sarta de humillaciones que más tarde recibirá por parte de la familia de éste. Día a día, la entereza y la autoestima de Marina –cuya espléndida interpretación corre a cargo de Daniela Vega– parecen debilitarse. Sin embargo, nunca decaerán del todo porque Marina asume la tragedia como si se tratara de otro de los tantos frentes que ha combatido en su vida desde que decidió que pasaría el resto de sus días siendo una mujer.

En la rueda de prensa del film, Lelio señaló que, en Una mujer fantástica, la transexualidad es en realidad un elemento secundario. A pesar de que el film defienda abiertamente los derechos y las libertades de dicha comunidad, el objetivo de la película siempre fue uno solo: poner en escena el renacimiento de la protagonista. Por otro lado, cabe señalar que uno de los principales logros de la película es su capacidad de situar el tour de force de un personaje femenino en el seno de una atmósfera de misterio próxima al cine negro, dos componentes que han definido los melodramas de Pedro Almodóvar durante décadas. Así, en la nueva película de Lelio resuenan los ecos de films como Todo sobre mi madre, Volver o La piel que habito.

La también chilena Camila José Donoso estrenó en la sección Forum de la Berlinale un acercamiento al universo de la transexualidad y el travestismo radicalmente opuesto al de la película de Sebastián Lelio. Tras codirigir con Nicolas Videla Naomi Campbel – docuficción sobre los intentos de una tarotista transexual por financiarse una operación de cambio de sexo–, Donoso se traslada hasta México para retratar una realidad social no tan distinta de la chilena. Los setenta y un minutos de Casa Roshell transcurren íntegramente en el interior del club nocturno que da nombre a la película. De hecho, Casa Roshell es mucho más que el bar al que acuden las protagonistas transexuales para conocer nuevos hombres. Se trata de un lugar mágico: el único punto del planeta donde se sienten protegidas y seguras de sí mismas.

Aunque la cámara de Donoso nunca salga al mundo exterior, la sensación de amenaza está presente en todo momento. En este sentido, la discriminación que presenciamos en Una mujer fantástica aquí permanecerá en fuera de campo. No obstante, la conoceremos a través de los relatos de anécdotas trágicas u otras confesiones que abundan en las conversaciones que mantienen las protagonistas entre ellas, o con sus pretendientes. Casa Roshell es un retrato fascinante del microcosmos que habitan aquellas que luchan por llevar la transexualidad con estima y dignidad, esquivando el camino de la prostitución. Como dirá un hombre a otro en la entrada del bar: “Puede que afuera sean hombres, pero aquí yo sólo veo damas”.