Al igual que otras obras de Terence Davies como Distant Voices o The Long Day Closes, The Deep Blue Sea es una película sosegada pero nunca estática. No cae ni en lo pictórico ni en lo escénico pese a que sus planos tengan una composición compleja y los decorados sean postizos. Davies es un maestro a la hora de dotar de luz natural y verdad a escenarios exaltadamente artificiales. La historia trata de Hester Collyer (Rachel Weisz), mujer en el Londres de los 50 que abandona a su marido, juez del Tribunal Supremo, para irse a vivir con Mr. Page, piloto sin dinero obsesionado con la guerra y de baja condición educacional. Cuando éste se olvida de su cumpleaños y ella se acerca tímidamente al intento de suicido, Page decide abandonarla. Cuando ella vaya a buscarle al bar para intentar convencerle de que vuelva con ella, los parroquianos del mismo entran en comunión espiritual cantando el You belong to me de Patti Page. La secuencia ilustra la situación económica de Hester con la de toda una Gran Bretaña post-guerra sumida en la bancarrota; una comunidad triste que ahoga sus penas en el alcohol de la misma forma que Hester lo intenta con el gas en su habitación; una canción popular cantada a pleno pulmón por un hombre que ya desprecia a su enamorada tanto como a la alta cultura. Hester no conseguirá que Page vuelva con ella, pero ella seguirá allí para él porque la pasión y, por tanto, el amor es inexplicable en términos de lógica. La masa seguirá cantando y Hester se convertirá en su única audiencia. Endika Rey

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