Uno de los platos fuertes de esta nueva edición del renovado festival galego Curtocircuito es la retrospectiva del cineasta ruso Sergei Loznitsa, ahora conocido por sus trabajos más recientes de ficción, pero que durante muchos años (y todavía en la actualidad) se labró una larga carrera en la escuela del cine documental. Licenciado en Ingeniería y Matemáticas trabajó en proyectos de inteligencia artificial y ejerció de traductor de japonés antes de estudiar cine en la mítica escuela VGIK de Moscú, en la que adquirió y desarrolló la herencia soviética del encuadre, el paisaje, la contemplación y el tiempo. Retratista de excepción, y probablemente uno de los cineastas que mejor colocan la cámara frente al mundo, su trabajo se ha basado en una observación nada inocente, y un profundo trabajo de montaje que nada tiene que ver con lo azaroso, y todo con lo intencionado, lo ideológico y lo rítmico. Esta sesión muestra dos de sus más recientes trabajos, uno de ellos producido por el festival portugués Curtas Vila do Conde, en los que Loznitsa, parapetado ya detrás de una cámara digital, extrae con maestría los rituales de lo real. GdPA

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