Júlia Gaitano (Festival de Sitges)

1. The Lighthouse, de Robert Eggers. Duelo de titanes entre Willem Dafoe y Robert Pattinson que consolida a Eggers como uno de los grandes nombres del cine de terror contemporáneo. Salir de la sala ligeramente mareada por el vaivén emocional del film, y con un regusto salobre en el recuerdo.

2. J’ai perdu mon corps, de Jérémy Clapin. La magia de la animación al servicio de una delicada historia a distintas escalas. Uno de los films más originales (especialmente en su despliegue narrativo) que se han podido ver en #Sitges2019.

3. The Wild Goose Lake, de Diao Yinan. Relectura del género noir con una propuesta visual espectacular. Yinan aporta un toque humanista y sensible a la propuesta sin olvidar la dureza de su trasfondo, con ambos extremos perfectamente equilibrados.

4. Little Monsters, de Abe Forsythe. Una encantadora y empoderada Lupita Nyong’o liderando una clase de infantil en su avance por terreno de zombies. Un film entrañable y sangriento que entretiene. A veces eso es todo lo que se necesita.

5. 3 From Hell, de Rob Zombie. Salvaje, repulsiva, excesiva. Un festival de vísceras y blasfemia de los que solamente alguien como Zombie es capaz. Sitges en su salsa (nunca mejor dicho).

6. Zombi Child, de Bertrand Bonello. Con su relato a dos tiempos, Bonello articular un discurso que incide en cuestiones raciales y de clase. Resulta particularmente interesante la inmersión en una cultura vudú que se extiende hasta hoy, cruzando un océano.

7. Nina Wu, de Midi Z. Incómoda, algo enrevesada narrativamente, pero con un mensaje feminista claro y franco. Wu Ke-xi sustenta sobre sus hombros toda la película con un ponderable magnetismo.

8. Guns Akimbo, de Jason Lei Howden. La pesadilla enardecida de un gamer fuera de control. Para acomodarse en la butaca y dejar que lo que tenga que suceder suceda. Tiene ciertas decisiones de puesta en escena –en diálogo con lo viral y el mundo del videojuego– muy atractivas.

9. Color Out of Space, de Richard Stanley. Ver a Nicolas Cage a todo gas siempre produce un cierto goce si la propuesta no se toma demasiado en serio a sí misma, y esta lovecraftiana adaptación lo hace a medias, gracias a Dios (o a Cthulhu).

10. It Comes (Kuru), de Tetsuya Nakashima. Lo nuevo del director de El mundo de Kanako es unas diez películas a la vez, sin definirse en ningún momento. Aunque algunas generen más interés que otras, nadie nos quitará ese delirante final y la tortilla de arroz.