En un país civilizado, en el que el cine estuviese integrado en la educación básica, como lo está (o lo estuvo) la literatura, la poesía, o el arte, no sería necesario recomendar ni señalar la importancia de ver, o volver a ver, las películas de José Val del Omar, programadas ahora en el marco del ciclo “Mártires, malditos y desheredados (Un paseo escatológico y sombrío por la historia del documental en España)”, organizado por DOCMA. En un país civilizado, el nombre de José Val del Omar estaría a la altura del de Goya, Velázquez, Valle Inclán o Quevedo. Pero estamos en España, y a explorar el porqué de esa “ignorancia autosatisfecha”, esa “periódica frustración del acceso a la modernidad”, en palabras Rafael Argullol, se dedica justamente este ciclo, que bucea, no solo en el documental más heterodoxo, sino en aquel que ha buscado retratar España como un páramo del espanto, un incorregible país de cabreros. Esta sesión es la enésima, pero nunca suficiente, ocasión de disfrutar el trabajo central de Val del Omar, esa figura enigmática sobre la que planea todavía una sombra de misterio basado más en el desconocimiento o en el mito que en su verdadero trabajo, siempre arrebatador, siempre inabarcable. Y para completarlo, un extra: el cortometraje que el auténtico heredero, o reencarnación en vida, de Val del Omar, César Velasco Broca, realizó en el estudio del granadino, usando materiales inéditos. Espiritismo para conjurar los demonios inmortales de la España negra. GdPA

Programación completa del ciclo “Mártires, malditos y desheredados.