La frontera cerrada puede esconder y restringir, pero la abierta es ante todo reveladora. Vidas secas se inaugura con un plano general de una familia viniendo del fondo y se clausura con esa misma familia desapareciendo en el horizonte como en un ciclo donde el final es, al mismo tiempo, el comienzo. El tiempo suele ser fragmentado y linear mientras que el espacio es continuo y circular pero, en este caso, el l viaje es circular y los títulos de crédito indican así que el periodo de realidad al que hemos accedido no es si no una de tantas fronteras en que se divide el relato. En este sentido, la secuencia de títulos se erige en seleccionador mientras que la película de Nelson Pereira dos Santos, gran representante del Cinema Novo brasileño, hace honor a su título: no sólo estamos antes una cinta realista sino ante una dolorosamente seca. ER

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