Paddy Breathnach fue un nombre conocido en el circuito de festivales de los años noventa. Ailsa, su primera película, se hizo con el premio a mejor dirección novel en el festival de San Sebastián mientras que El crimen desorganizado (I went down) ganó también el premio del Jurado y el de Nuevos directores en el certamen donostiarra. En la década de los 2000 Breathnach dio un giro y se especializó en un cierto tipo de cine de terror, alejándose de ese primer melodrama con el que se dio a conocer pero hace un par de años sorprendió con Viva, una película irlandesa rodada en Cuba con la que volvía a esos orígenes en principio más apegados al realismo que al género. Viva es una película sobre Jesús (Hector Medina), un joven chico cubano gay que ha de enfrentarse a la llegada de su violento padre (Jorge Perugorria, en un guiño a Fresa y chocolate) una vez éste salga de la cárcel. Breathnach reivindica los derechos del colectivo LGTB pero lo hace más desde el alegato musical que desde el cine social. El centro Niemeyer incluye la película dentro de su ciclo “Acción en Red”. ER

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