Endika Rey (Festival de San Sebastián)

– No sé si High Life es la mejor película del festival pero desde luego es la que más me ha removido por dentro. Claire Denis se pasa al género espacial pero sus pies siguen estando en la tierra: pulsiones, fluidos, sexo, violencia, maternidad, muerte… High life es un viaje por los márgenes de la sociedad y por los del universo, un agujero negro al que habrá que volver con calma varias veces.

– El comienzo de Rojo, con ese plano general fijo de una casa que poco a poco es desvalijada por los vecinos del barrio, unido a la secuencia posterior donde asistimos a una pelea verbal en un restaurante, me parece el mejor inicio de una película del festival.

– Hay cintas que están construidas en torno a un motivo y en Angelo llegamos al mismo al término de la película. La película es irregular pero su plano final me parece uno de los más reseñables del festival: triste, patético, doloroso, consecuente y, desgraciadamente, basado en una historia real.

– La película mejor dirigida del festival y (tal vez del año) es Roma. Cuarón mantiene un equilibrio complicadísimo entre el lucimiento y la sutilidad, el discurso y el azar, el texto y el subtexto.

– Israel Gómez Romero en Entre dos aguas, Robert Pattinson en High Life, Bradley Cooper en Ha nacido una estrella, Darío Grandinetti y Alfredo Castro en Rojo, Lily Franky en Shoplifters… imposible decir quién ha sido el mejor actor de este festival.

– Mercedes Morán ha tenido cuatro películas en esta edición del Zinemaldi: A falta de ver Sueño Florianópolis, su talento hace que sus roles en El amor menos pensado, Familia sumergida y El ángel sean tan distintos como completos. Su trabajo es especialmente reseñable en la segunda, película dirigida por María Alché –y partenaire de la actriz en La niña Santa–. Cuando Familia sumergida muta a un cine fantasmagórico Morán se convierte en un ancla en el sueño y en el desvelo. Ella ha sido la mejor actriz del festival.

– John C. Reilly, Joaquin Phoenix, Jake Gyllenhaal y Riz Ahmed en The Sisters Brothers consiguen un milagro: funcionan perfectamente individualmente, en parejas, en grupo y con la cámara. El mejor casting de todo Donosti.

– La labor de Isaki Lacuesta en Entre dos aguas es incuestionable pero su (a)puesta en escena a partir de la observación no sería la misma si no hubiese contado con un equipo dispuesto a confiar en él en todo momento. En este sentido, el trabajo de Sergi Dies al frente de un montaje inabarcable es admirable: invisible, directo, vibrante. 140 minutos siempre son demasiados minutos pero Dies hace un trabajo de síntesis respetuoso y consecuente. 

– Cuando Cynthia Erivo canta This Old Heart of Mine de los Isley Brothers en la excelente Bad times at the El Royale, el tiempo se para tanto para sus protagonistas como para la audiencia. La cinta tiene, además de la mejor canción, el mejor jukebox de todo el festival.

– Lila y Violeta interpretando en Quien te cantará un mismo tema en un travelling circular es tal vez el mejor número musical visto en Donosti. La secuencia vuela tan alto que me queda la duda de si los minutos posteriores a ese instante eran necesarios o no.  En cualquier caso, la disección del melodrama que hace Carlos Vermut es pura armonía.

– Trasladar la emoción de la danza al cine es una tarea ardua: muchas veces parece que la cámara estorba y el director se limita a retratar en plano fijo y distante el arte del baile. Afortunadamente, ni Yuli de Icíar Bollaín ni Dantza de Telmo Esnal tienen ese problema y los directores se introducen en el escenario sabiéndose parte de los movimientos. Suyas han sido las mejores coreografías del Zinemaldi.

– Un premio al mejor vestuario del festival tendría que ir a parar obligatoriamente al vestido rojo de In fabric, hecho del mismo material que el infierno (como la propia película).

– No ha habido ninguna iluminación tan potente en todo el Zinemaldi como la de ese hombre vestido con luces de navidad en la selva de Manta Ray.

– Largo viaje hacia la noche tiene la mejor fotografía vista en Donosti y no sólo por su larguísimo plano secuencia. Nunca la luz de una bengala se encuadró tan bien en un plano.

– Jean-Claude Carrière y Louis Garrel consiguen que L’homme fidèle pase de la comedia al thriller y del romanticismo al cinismo con solo una línea de diálogo. Su guión maneja lo irreal como verosímil y lo real como imposible. Todo fluye.

– El mejor twist visto estos días proviene de un documental sobre el conflicto vasco que muta en una película de espías donde los protagonistas del thriller acaban siendo también los directores. Mudar la piel habla de muchas cosas de manera pertinente pero su discurso sobre la representación es uno de los más potentes.

– Nuestro tiempo no es la mejor película de Carlos Reygadas y tiene incluso algunas ideas tremendamente conflictivas, pero el instante en que el director, interpretando a un artista, alter ego de sí mismo, aparece encocado y borracho, con la boca seca, animando a su mujer a ponerle los cuernos, es la mejor autoparodia que he visto en mucho tiempo.

– La mejor rotura de la cuarta pared de este Zinemaldi seguramente haya sido poder charlar en vivo con alguien tan brillante como Juliette Binoche. Sentir en la vida real lo mismo que ante su rostro en pantalla es uno de mis momentos favoritos de San Sebastián 2018.