Los hermanos Coen presentaban su último proyecto, La balada de Buster Scruggs, en la reciente 75 edición del Festival de Venecia, donde se hicieron con el galardón a Mejor Guión. Tras O Brother! y Valor de ley, los Coen vuelven al universo del western para configurar un relato episódico que, originalmente, se había concebido como producto serial para Netflix. Finalmente, las historias fueron recopiladas en este film de registros y tonos variables, que cuenta con un amplio reparto, entre habituales de los cineastas norteamericanos y nuevas adiciones. Un Buster Scruggs cantarín y mortal (Tim Blake Nelson) es el encargado de dar el pistoletazo de salida con el primer episodio que da título a la película. Le siguen el capítulo protagonizado por un James Franco escurridizo, en el constante filo de la muerte, y Meal ticket, en el cual un impresario (Liam Neeson) y su solemne artista sobreviven itinerando de pueblo en pueblo. Un especialmente portentoso Tom Waits se aplica, paciente, en la búsqueda de oro en una valle aislado y solitario. En The Gal Who Got Rattled (cúspide del film), la narración más tradicional se impone, poderosa, solo para resquebrajarse con el tono del capítulo final, un extraño The Mortal Remains que deja una última nota de desconcierto. Júlia Gaitano

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