(Imagen de cabecera: Vicky Krieps en Corsage)

Fernando Bernal (Festival de San Sebastián)

-David Cronenberg pasó por San Sebastián para recoger el premio Donostia a toda su carrera y el maestro aseguró que quiere seguir haciendo “cine criminal”. Una alegría que además desmonta la teoría de que Crímenes del futurosea su testamento cinematográfico. ¡Larga vida a la nueva carne!

-La primera vez que suena la canción She Was, de Camille, en Corsage de Marie Kreutzer, la película atrapa y ya no vuelve a soltar al espectador. Una demostración de cómo se puede filmar el pasado con una mirada sostenida en el presente. Y luego está el trabajo de Vicky Krieps, palabras mayores.

-Seguimos con canciones. En este caso, un clásico del blues como Where Did You Sleep Last Night? de Leadbelly, que ya versionaron Mark Lanegan o Nirvana, y que escuchan en uno de esos momentos de intimidad inolvidables que propone La consagración de la primavera de Fernando Franco. Una de esas películas que merecerían abrir el palmarés de cualquier festival.

-El escándalo que al final no fue para tanto. Que el austriaco Urich Seidl no acudiera a San Sebastián para presentar Sparta, tras ser ‘cancelado’ en Toronto, dio sustancia a un buen número de titulares. A falta de conocer qué dicen los juzgados, las proyecciones de la película (y su enorme calidad) silenciaron cinematográficamente la polémica.

-La manera en la que Mikel Gurrea presenta a la pareja protagonista de su ópera prima, Suro. Un baile cinematográfico en el que los personajes se permiten un último respiro antes de comenzar su vida en el campo. Una magnífica secuencia que lo dice todo sin palabras.

-La presencia de Léa Seydoux durante todo el metraje de Una buena mañana, de Mia Hansen-Løve. Ella es el centro de este magnífico melodrama, siempre a punto de estallar en lágrimas, contenida, intensa, pero además absolutamente dulce. Protagoniza los mejores paseos por París que se han visto en muchos años en el cine.

-Otra vez Claire Denis y los cuerpos. Su hermosa forma de filmar en el agua a Juliette Binoche y Vincent Lindon en el prólogo de Fuego, con la sutil y hermosa partitura de Stuart Staples como único acompañamiento, es otro de esos momentos que hacen que lo físico se convierta en emocional en el apasionante cine de la autora francesa.

-Tras presentarse en Sundance, la sección Zabaltegi-Tabakalera acogió el estreno de Cerdita, la ópera prima de Carlota Pereda. La directora expande, de una manera sorprendente, el universo de su corto homónimo y arrastra al espectador a las entrañas de un slasher extremeño. Un cuento violento, cercano al gore, que esconde una propuesta sorprendente y radical a propósito del bullying.

-La amenaza de una riada oprime y angustia a la protagonista de El agua, quizá el mejor debut de un año que ya ha tenido bastantes y muy interesantes. Elena López Riera funde leyenda, discurso y emoción en una película que se cierra con algunas de las imágenes más hermosas (precisamente sobre esa riada) que se han visto en el festival.

As Bestas comienza con una impactante secuencia ralentizada protagonizada por hombres y caballos en una dura pugna física. Pero en su interior alberga un plano secuencia de cerca de diez minutos con tres personajes que no se tocan, pero que resulta mucho más violenta. Otro riesgo más que asume la notable propuesta de Rodrigo Sorogoyen.

-Los cortometrajes firmados por tres de los cineastas claves de nuestros días como Bi Gan, Peter Strickland y Lee Chang-dong, que se han podido ver en Zabaltegi-Tabakalera. La demostración de que la mirada de un cineasta emerge independientemente del formato y de que en un festival deben tener cabida este tipo de propuestas.