CASA ROSHELL. Camila José Donoso. 71 minutos. México, Chile (2017). Con Roshell Terranova, Liliana Alba, Lia García. Competición Oficial.

Tras codirigir con Nicolas Videla Naomi Campbel – docuficción sobre los intentos de una tarotista transexual por financiarse una operación de cambio de sexo–, la directora chilena Camila José Donoso se traslada hasta México para retratar una realidad social no muy diferente a la de Una mujer fantástica de Sebastián Lelio. Los setenta y un minutos de Casa Roshell transcurren íntegramente en el interior del club nocturno que da nombre a la película. De hecho, Casa Roshell es mucho más que el bar al que acuden las protagonistas transexuales para conocer nuevos hombres. Se trata de un lugar mágico: el único punto del planeta donde se sienten protegidas y seguras de sí mismas.

Aunque la cámara de Donoso nunca salga al mundo exterior, la sensación de amenaza está presente en todo momento. En este sentido, la discriminación que presenciamos en Una mujer fantástica aquí permanecerá en fuera de campo. No obstante, la conoceremos a través de los relatos de anécdotas trágicas u otras confesiones que abundan en las conversaciones que mantienen las protagonistas entre ellas, o con sus pretendientes. Casa Roshell es un retrato fascinante del microcosmos que habitan aquellas que luchan por llevar la transexualidad con estima y dignidad, esquivando el camino de la prostitución. Como dirá un hombre a otro en la entrada del bar: “Puede que afuera sean hombres, pero aquí yo sólo veo damas”. Carlota Moseguí

MONTAÑAS ARDIENTES QUE VOMITAN FUEGO. Helena Girón, Samuel Delgado. 13 minutos. España (2016). Sección Explora.

Tras su ejemplar primer trabajo conjunto, Sin Dios ni Santa María, una suerte de conjuro cinematográfico en el que se daban la mano la materialidad del 16mm caducado con la etnografía experimental y el trabajo de archivo, la pareja artística formada por Helena Girón y Samuel Delgado continúa con su exploración del paisaje canario, filmando en celuloide, tratando de apresar lo invisible y oscuro, y utilizando el aparato cinematográfico como un túnel capaz de unir lo físico, lo mitológico y lo imaginario. Montañas ardientes que vomitan fuego, estrenada internacionalmente en el festival de Toronto, se adentra, de forma literal, en uno de los túneles volcánicos más largos de Europa, situado en Canarias, en una suerte de exploración de lo monstruoso y lo legendario. Como en su anterior trabajo, Girón y Delgado filman con celuloide caducado, que posteriormente revelan de forma manual, para tratar de conferir una dimensión física, palpable, y real, a unos paisajes y unos sonidos que parecen escaparse del mundo de lo aprehensible y conocido. Gonzalo de Pedro Amatria

HERMIA & HELENA. Matías Piñeiro. 87 minutos. Estados Unidos, Argentina (2016). Con Agustina Muñoz, María Villar, Mati Diop, Keith Poulson. Competición Oficial.

El año 2010 fue un año decisivo para Matías Piñeiro. Tras dirigir A propósito de Buenos Aires, El hombre robado y Todos mienten, el cineasta argentino inició lo que se convertiría en una suerte de tributo prolongado al mejor dramaturgo de todos los tiempos: William Shakespeare. Sus últimos films (La princesa de Francia, Rosalinda y Viola) son revisiones íntimas –no adaptaciones– de tres comedias del escritor inglés, Trabajos de amor perdidos, Noche de reyes y Cómo gustéis. En su nuevo trabajo, Hermia & Helena, Piñeiro se aproxima a Sueño de una noche de verano a través de dos personajes femeninos y “secundarios” de la obra original –la hija de Egeo y su mejor amiga–, cuyos rasgos psicológicos y tipológicos se desperdigan por todos los personajes de la película, principales y secundarios, masculinos y femeninos. Cabe decir que las “vivencias” de los protagonistas, que se pasean por localizaciones poco turísticas de Manhattan –en un intento consciente por destruir la imagen idealizada de Nueva York que universalizó el cine de Woody Allen– no serán las únicas escenas que verán los espectadores de Hermia & Helena, una película estructura en torno a duetos actorales. La exquisita trama rohmeriana del film se alterna con una representación insólita de la traducción de Sueño de una noche de verano. El fantasma de Shakespeare se materializará en la ficción imprimiendo palabras de su célebre comedia sobre las imágenes o convirtiendo los fotogramas al negativo. Sin embargo, Shakespeare no es el único espíritu que vaga por Hermia & Helena. La musa de Yasujirō Ozu, Setsuko Hara, a quien Piñeiro ha dedicado su película, se introduce en la mente de Camila para que pronuncie uno de sus versos más célebres: “La vida es decepcionante”. Carlota Moseguí

FAJR. Lois Patiño. España, Marruecos (2017). Con Lois Patiño. Competición Vanguardias.

Construida sobre una doble línea narrativa, y como el resto de la filmografía del autor de Costa da Morte, Fajr versa sobre el paisaje y el espacio (o rol) del hombre en el interior de éste. Por un lado, la primera línea corresponde a la puesta en escena de las mutaciones que sufre un paisaje natural cuando pasa de la total oscuridad a la luz cegadora. Fajr está compuesto por una serie de planos estáticos de las dunas del desierto de Marruecos. De entrada, diríamos que nada se mueve en el interior de esas escenas. Sin embargo, con la llegada del amanecer, el nivel de luz aumenta, las sombras desaparecen y surgen variaciones en los colores. Algo se mueve (muta) en dichas secuencias: el mismo paisaje. La segunda “historia” –o, mejor dicho, transformación física– de Fajr corresponde a un estado de conciencia que el cineasta ilustra a través del cuerpo de los individuos que lo experimentan. Los protagonistas anónimos del film son figuras petrificadas, ancladas a las dunas, que serán testigos de la extinción del silencio cuando suene el adhan (la llamada a la oración en el Islam). Esas figuras –hombres vestidos con túnicas y turbantes blancos o negros– se hallan en un estado de total plenitud panteísta que desembocará en la experimentación de lo sublime. Patiño ilustra visualmente el estado de éxtasis indescriptible en el que se encuentran sus personajes manipulando la imagen de manera extraordinaria. El cineasta añade un alargamiento vertical sobre las siluetas hasta que las hace desaparecer en un arco iris, como si la mente de esos seres humanos realmente se hubiese fundido con el paisaje. Carlota Moseguí

L’INDOMPTÉE. Caroline Deruas. 98 minutos. Francia (2016). Con Clotilde Hesme, Jenna Thiam, Tchéky Karyo. Competición Oficial.

Axèle (Jenna Thiam) es fotógrafa. Camille (Clotilde Hesme) es escritora. Ellas son dos de los artistas de las más diversas disciplinas seleccionados para una hacer una residencia anual en la Villa Medici, histórica y señorial sede de la Academia Francesa en Roma. Axèle va sola, pero Camille se instala con su marido (Tchéky Karyo), un insufrible escritor ya consagrado, y su hija. La película en principio transita carriles más bien obvios (egos, traumas y miserias de los intelectuales, conflictos de pareja, enredos sexuales), pero poco a poco se va transformando en algo más inasible y perturbador que lleva el relato hacia la historia de fantasmas. Si bien nunca llega a ser una gran película, cuando la debutante Deruas apuesta a la negrura y cierta perversión buñueliana consigue momentos inquietantes. Diego Batlle

O ORNITÓLOGO. João Pedro Rodrigues. 117 minutos. Portugal, Francia, Brasil (2016). Con Paul Hamy, Xelo Cagiao, João Pedro Rodrigues. Foco J.P. Rodrigues

Sensual, grotesco y políticamente incorrecto, el cine del portugués João Pedro Rodrigues transcurre en el reino de lo indebido: allí donde las peores pesadillas y las fantasías prohibidas devienen reales, desenmascarando el brillo y la miseria de la condición humana. Sus films suelen estar protagonizados por outsiders abocados a una suerte de sinsentido dramático. Sin embargo, el nuevo mártir de Rodrigues no tiene problema alguno con el orden social; tampoco esconde secretos inconfesables o traumas que desalienten su existencia. El director de O fantasma juega por primera vez con el destino de un hombre corriente llamado Fernando: un ornitólogo feliz, apasionado con su trabajo, que se adentra en la reserva natural de Trás-os-Montes con el fin de verificar el estado de unas aves en peligro de extinción.

Así, aunque la primera hora de O Ornitólogo está filmada a la manera pedagógica e inofensiva de un documental de National Geographic, el espectador no debe bajar la guardia. Tras la prolongada presentación del hábitat natural y del protagonista, llega el momento del delirio, un viaje hacia la revelación de la verdadera identidad del protagonista, que ha vivido toda su vida sin saber que es San Antonio de Padua. No es la primera vez que Rodrigues ironiza sobre la pasión por la religión a través de la figura del santo patrón de Lisboa. En su maravilloso cortometraje Manhã de Santo António, el portugués retrató a los lisboetas celebrando el día de San Antonio como zombis putrefactos que vomitaban o se desintegraban por las calles de la capital. Sin embargo, cabe aclarar que O Ornitólogo no es una frívola burla de la religión. Rodrigues ha definido su chocante ficción con el mejor oxímoron posible: una ‘hagiografía blasfema’ de San Antonio de Padua. Si algo demuestra O Ornitólogo es que la espiritualidad también puede manifestarse a través de la representación cinematográfica del sexo, la violencia o la muerte. Carlota Moseguí.

CERTAIN WOMEN. Kelly Reichardt. 107 minutos. Estados Unidos (2016). Con Michelle Williams, Kristen Stewart, Laura Dern, Lily Gladstone. Proyecciones especiales.

En la revista Variety, Guy Lodge escribía que pocos cineastas contemporáneos pueden hacer tanto con tan poco como Kelly Reichardt. Hay algo callado en el cine de Reichardt, una especie de humildad profunda. Su obra se encuentra más cerca de la evocación de los momentos vitales (tema central en su cine) que de cualquier alegato contundente; y esto, en cierta manera, tiene mucho que ver con el hecho de que aquella que está detrás de la cámara es también una mujer. En Certain Women, Reichardt compone tres relatos en torno a sendas mujeres. Basados en cuentos de la escritora Maile Meloy, los episodios del filme de Reichardt son retratos sutiles que corren por debajo de la superficie: el de una abogada (Laura Dern) que tiene que lidiar con un desequilibrado cliente; el de una madre (Michelle Williams) que, para la construcción de una nueva casa, pide prestadas unas piedras a uno de sus vecinos; el de una cuidadora de caballos (Lily Gladstone) que se obsesiona con una profesora de clases nocturnas (Kristen Stewart).

“El juez le ha dicho lo mismo que yo le he estado diciendo todos estos meses. Me gustaría ser un hombre para poder decir algo y que simplemente me dijesen OK”, dice en un momento la letrada interpretada por Dern. De la misma manera, la esposa a la que encarna Williams se muestra decepcionada cuando su marido la deja hablar ante el hombre del que quieren conseguir el material para construir su nueva casa; para que, al final, él termine relativizando la urgencia del asunto. Mientras, Reichardt ahonda en las profundidades de estas grietas, de estas desilusiones y luchas cotidianas, a través de los silencios de los personajes, de los pequeños gestos, de la mirada empañada por la ventanilla de un coche, o por el ventanal de una casa. Rodada en 16mm, con escenas abiertamente nocturnas, el grano se apodera del cuadro de Certain Women, evidenciando una lejanía respecto a la imperante textura digital. No en vano, entre los productores figura Todd Haynes, con quien Reichardt comparte el formar parte de una suerte de resistencia fílmica. Reichardt ha hecho una película esencialmente orgánica, arraigada a la tierra, a Montana, en la que, si se cierran los ojos, se escuchan los sonidos del frío y de la noche, de las calles vacías y de la gente. No hay música, sino cotidianidad. Su retrato, del lugar y de lo que nos pasa a las personas, es tan límpido que resulta inevitable que alcance la verdad. Violeta Kovacsics

MARISA EN LOS BOSQUES. Antonio Morales. 83 minutos. España (2016). Con Patricia Jordá, Aida de la Cruz, Mauricio Bautista, Yohana Cobo. Proyecciones especiales.

Según defendió el debutante Antonio Morales en la presentación de Marisa en los bosques en la sección Resistencias del pasado Festival de Sevilla, la película emana una profunda cinefilia. Quizá por eso resulta fácil seguir las pistas y referentes que propone. Y quizá por eso la escena más bella de la película es aquella en que una chica, desolada tras una feroz ruptura, se acuesta, mientras, de fondo, vemos la imagen de Lillian Gish en Lirios rotos, tumbada a su vez en una cama.

Marisa en los bosques comienza con una conversación entre la protagonista, Marisa, una dramaturga, y un actor que se está maquillando. Esta es una película sobre el artificio, que se presenta aquí como un juego de encuentros y desencuentros entre Marisa y algunos de sus amigos y conocidos, a la manera de Matías Piñeiro, un director que ha sabido hacer de la ficción más placentera y traviesa una subversión. Marisa y los bosques carece del poso del cine de Piñeiro, pero goza de su carácter más juguetón. “Todos vamos a morir: tu, yo, la china de la tienda de abajo, Björk…”, le espeta en un momento Marisa a su amiga del alma. Lo mejor de la película, de hecho, es la espontaneidad cómica con la que se relacionan las dos amigas, mientras en la pantalla se dan cita todo tipo de referentes de la cultura indie, desde el “Viaje a los sueños polares”, un clásico del pop de los noventa, al Arrebato de Zulueta, la piedra filosofal del nuevo-otro cine español. Violeta Kovacsics

025 SUNSET RED. Laida Lertxundi. 14 minutos. Estados Unidos, España (2016). Competición Vanguardias.

Una de las figuras más relevantes del cine experimental contemporáneo, Laida Letxundi presenta uno de sus trabajos más personales, íntimos y autobiográficos. Acostumbrada a trabajar el paisaje como un espacio emocional o mental, Lertxundi trabaja aquí con su biografía familiar, y las diferentes lecturas, políticas, genéricas y emocionales, del color rojo. En palabras de la propia Lertxundi: “025 Sunset Red es una especie de ajuste de cuentas cuasi-autobiográfico. Una imposibilidad de discernir entre el entonces y el ahora. Recuerdo e inmediatez. Delicadeza y virilidad. Lo elusivo y lo háptico. El País Vasco y California. Es una colección de ecos de una crianza de comunistas radicales, no como nostalgia, sino como manera de darle sentido, de buscar aplicaciones prácticas del pasado en el presente. En la película la sangre es recogida y vertida, un filtro rojo cubre paisajes, e imágenes del deseo son igualmente producidas y observadas. La película es una incursión diáfana, psicodélica, en lo doméstico y lo político, buscando la manera en la que lo político puede entrar en erupción, determinar una vida, formar una sensibilidad, quedarse inscrito en un cuerpo”. Gonzalo de Pedro Amatria

THE WOMAN WHO LEFT. Lav Diaz. 226 minutos. Filipinas (2016). Con Charo Santos-Concio, John Lloyd Cruz, Michael De Mesa. Proyecciones especiales.

The Woman Who Left supone un punto y final a la vertiente fantástica que ha definido las últimas dos producciones del filipino Lav Diaz. Amante de los maestros de la literatura rusa clásica –ya planteó una relectura contemporánea de Crimen y castigo en Norte: The End of History–, Diaz retorna con su nuevo film a su faceta hiperrealista con una adaptación libérrima del relato breve de León Tolstói Dios ve la verdad pero no la dice cuando quiere. Y decimos ‘libérrima’ porque la película sólo abarca el equivalente al último tercio del texto escrito en 1872.

The Woman Who Left arranca en 1997, concretamente el día en que Hong Kong recupera la soberanía china. Sin embargo, ésta no es la única noticia que será revelada en el marco de la jornada: una presidiaria es enviada al despacho de la directora de la cárcel para recibir la notificación de que su inocencia ha sido probada tras treinta años de condena. Tras ser liberada, Horecia (la veterana Charo Santos) busca reencontrarse con su familia, pero no encuentra a ninguno de sus seres queridos en su antigua casa. Llegados a este punto de la narración, las intenciones de Diaz son desveladas. Esta ficción –que algunos interpretarán como una suerte de secuela o final alternativo de Norte: The End of History, por su análoga trama de asesinatos, vendettas y falsas acusaciones– es otra fábula sobre la tragedia que acompañan a los marginados de los bajos fondos. Carlota Moseguí