Las películas comentadas pueden verse en el Atlántida Film Fest de Filmin.

Manu Yáñez

VIOLET. Bas Devos. 85 min. Bélgica, Holanda (2014). Con Cesar De Sutter, Koen De Sutter, Mira Helmer, Brent Minne.

El primer largometraje del cineasta belga Bas Devos propone al espectador un hipnótico acercamiento al viacrucis emocional de un chico que asiste petrificado al asesinato de un amigo. Un periplo de angustia y aislamiento que Devos retrata a través de un sofisticado planteamiento formal: la cámara bascula entre una aproximación directa al protagonista (en primer plano) y una observación oblicua de su entorno (en plano general), un paisaje marcado por la afición del chaval a las bicis BMX. Extraña y magnética, Violet –cuyo título hace referencia a una canción que suena en el film, y también a la palabra “violent”– propone una experiencia al mismo tiempo distanciada e inmersiva. Hay pasajes que hacen pensar en el modo en que Michael Haneke disecciona las tensiones ocultas bajo apacibles escenarios sociales. Otras escenas apuntan hacia un uso del claroscuro que recoge ciertos ecos del arte sacro. Mientras que los largos planos de seguimiento sitúan al espectador en el corazón de un acertijo irresoluble: ¿qué pasa por la cabeza del joven protagonista?

Alarmantemente similar a Paranoid Park de Gus Van Sant, Violet se consagra a una visión tenebrosa de la (post)adolescencia, marcada por los traumas y las culpas. La película, que consigue hacerse fuerte en su apuesta por una narrativa tenue, casi invisible, echa en falta la osadía con la que Van Sant resquebrajaba la cronología del relato y descoyuntaba los nexos de causa y consecuencia. Devos confía tanto en su dominio de la composición audiovisual –la banda de sonido no naturalista es un prodigio atmosférico– que en ocasiones cae en un esteticismo algo exhibicionista: planos “¿te gusta conducir?” o imágenes pixeladas que subrayan el caos identitario del protagonista. No obstante, esta notable película sitúa a Devos como un cineasta al que seguir en su camino hacia la madurez.

TONIGHT AND THE PEOPLE. Neil Beloufa. 81 min. Francia, Estados Unidos (2014). Con Tony Audin, Joseph Bastian, Cibi Boomer, Sumiko Braun.

Dirigida por el reputado videoartista francés Neil Beloufa, Tonight and the People transcurre en unos Estados Unidos de la imaginación en los que impera un delirante caos ideológico. En un pintoresco juego de estereotipos, Beloufa pone a desfilar en su película de cartón piedra a un cowboy negro, una pandilla de activistas antisistema, unas adolescentes frívolas que idolatran a Axel Rose, una suerte de sheriff facistoide, unos jóvenes negros con espíritu gangsta y algunos neohippies desperdigados por la noche californiana. La película amenaza con ser una empanada mental de alto calibre, pero poco a poco, a medida que los personajes ganan en lucidez y las historias se van entrecruzando, el film va adquiriendo ritmo y claridad, erigiéndose en una fantasmagórica radiografía de un país sumido en el desconcierto.

Con su descarada artificiosidad plástica y sus personajes al borde de la marginación que se expresan como analistas socio-políticos de primer orden, Tonight and the People parece un cruce de Godard y Brecht. La trama se sostiene sobre un abismo surrealista y la dirección artística remite a una cierta idea del kitsch, que recuerda a la delirante Repo Chic de Alex Cox. Con las tensiones raciales, el activismo anticapitalista y una paranoia generalizada como motores de la representación, la fantasía verborreica de Beloufa termina seduciendo al espectador por su capacidad para sostener en pie, hasta su impensable epílogo, su delicado castillo de naipes narrativo e ideológico.

lunatico

LUNÁTICO. Eduard Sola. 77 min. España (2014). Con Eduardo Guerrero, Rosario Delgado, Eduard Sola, Pau Xandri.

En su afán por exhibir las costuras de su propia creación, Lunático opta ya de partida por definirse como un film-artificio: un aparente documental que se va adentrando poco a poco en las fértiles y ficticias aguas del post-humor y el surrealismo. Sin embargo, casi a contrapelo, los momentos más memorables del film son aquellos en los que fulgura con genuina ternura el amor que comparten desde hace más de sesenta años la pareja protagonista, abuelos del director, Eduard Sola, guionista de Barcelona, nit d’estiu. Es como si la realidad se empeñase en fagocitar la ocurrente peripecia lunática (en el sentido literal del término) que Sola inventa para su abuelo Eduardo.

Aunque comparten una misma implicación emocional con sus protagonistas, Lunático no tiene demasiado que ver con la reciente No todo es vigilia de Hermes Perelluelo, otra película en la que un nieto rinde tributo a sus abuelos. En cierto modo, la película de Sola se parece más al Othelo de Hammudi Al-Rahmoun Font, un falso documental sobre los procesos de creación y sus trampas. A Sola le interesa sobre todo tensar las cuerdas de la ficción: tantear y trascender los límites de lo verosímil apelando, paradójicamente, a las formas del cine de lo real. El problema es que la tosquedad estética de Lunático, su ocasional y deliberado descuido formal, termina enturbiando el retrato de unos personajes memorables. Al final de la película, uno echa de menos no haber encontrado más momentos como aquel, elegantemente encuadrado y emotivamente interpretado, en el que Eduardo y Rosario bailan pegados su canción, Dos gardenias para ti.