Con Ladrón que roba a ladrón, Wes Anderson ya había demostrado que su universo ofrecía algo nuevo en el panorama de la comedia norteamericana: lejos de la ironía y el cinismo imperantes, Wes se alineaba afectuosamente con sus criaturas soñadoras, anhelantes de una grandeza improbable pero deliciosa. Sin embargo, fue con Academia Rushmore que el sello “Anderson” cuajó por primera vez con todo su esplendor. Vampirizando ciertos patrones del cine teen y llevándolos a su territorio, el director de El gran Hotel Budapest compuso su particular carta de amor al siempre resuelto y romántico Max Fisher, un inolvidable Jason Schwartzman. En su camino hacia la excelencia (artística, académica y social), Max descubrirá que el esplendor es algo pasajero: sic transit gloria. Un aprendizaje en el que le acompañará un estoico y melancólico Bill Murray en la piel de Herman Blume, papel que le catapultó a una segunda juventud a manos de la nueva generación de chicos prodigio del cine yanqui. MY

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