Airbag fue, probalemente, uno de los grandes éxitos del cine español a mediados de los noventa, una comedia gamberra, un género hasta entonces poco practicado en España (al menos con esa mezcla entre velocidad tomada de ciertos referentes extranjeros e ingredientes locales) y que podría haber propiciado una nueva vía para el humor en España. Si lo logró, o no, o más bien, si fue una flor de un día o un verdadero primer paso en una reeescritura de los códigos del humor nacional, lo dirán los historiadores. El hecho es que en su momento la película de Bajo Ulloa marcó un hito por lo insólito de su propuesta: una comedia con ingredientes políticos, elementos entre gamberro y punks, y un nivel de producción alto para los estándares patrios, que se convirtió en un auténtico éxito al menos entre los espectadores. El Centro Centro madrileño ofrece la posibilidad de volverla a ver y comprobar si la acidez de su propuesta ha resistido el paso del tiempo, si se ha resentido o si, por el contrario, se ha convertido de alguna forma en premonitoria. Desde luego, y a falta de poder revisarla, parece el reverso tenebroso del más reciente éxito de la comedia española: Ocho apellidos vascos, esa comedia que pareciera escrita por un delegado de FAES. GdPA

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