Berserker podría parecer una versión post-crisis económica del Zodiac de David Fincher, película seminal sobre el fin del cine (de ficción) como herramienta de conocimiento del mundo, pero aderezada con los elementos trágicos de una generación cuyo futuro ha sido arrancado como las páginas de una novela negra pulp de segunda mano comprada en un mercadillo. La trama de desapariciones, asesinatos, ausencias, que la película no se empeña en explicar, y que el personaje interpretado por un magistral Genisson, parece remitir a cierta ilusión ciega, a una esperanza venida de un más allá situado fuera del aquí y el ahora, a un futuro imposible, a una creencia irracional como vía de salvación colectiva pero al mismo tiempo individual: el grupo de amigos sobre los que se cierne el misterio parecían compartir cierto conocimiento, ciertas informaciones sobre un lugar, un futuro mejor, pero, acabada la solidaridad y la conciencia colectiva, solo pueden salvarse uno a uno, desapareciendo para siempre, dejando al resto a la intemperie, enfrentados a su propia miseria que la película filma siempre a la luz del día, en una imagen de video HD, con su capacidad para fijar el mundo sin vida, que refuerza esa idea de un mundo casi vacío, inmóvil, condenado a filmarse de forma desganada para siempre. GdPA

Programación completa de Cineteca Madrid.