El centro Niemeyer programa este jueves la penúltima película de los hermanos Taviani, Oso de Oro en Berlin 2012. César debe morir reúne el documental y la ficción así como el cine y el teatro en un mismo escenario una cárcel en blanco y negro, pero, más que un mix, ésta es una obra-bisagra sobre la representación. Los dramas personales de los presos importan tanto (o tan poco) como los de los personajes ficticios que encarnan; es decir, que cada preso tiene su propia historia, pero ninguno actúa como narrador de la misma. Del mismo modo, cada personaje tiene su propia línea narrativa, pero nunca nos abstraemos de que el César sea asesinado en el patio de una cárcel. La representación no es más que aquella disposición de cosas que transforma al individuo en actor y, en ese sentido, César debe morir tiene su mayor cualidad en esa dualidad equilibrada formada por el actor teatral y el personaje representado. Se trata de una película que hace del encierro su mayor baza ya que, tal y como indica uno de sus protagonistas «desde que me familiaricé con el arte, esta celda se ha convertido en una prisión». ER

Programación completa del Centro Niemeyer.