Fernando Bernal (Festival de San Sebastián)

Jean-Gabriel Périot se ha convertido en una presencia habitual en el Festival de San Sebastián. Su largometraje documental Une jeunesse allemande (Una juventud alemana) –un fascinante e inagotable trabajo a propósito de la historia de la Baader-Meinhof– se pudo ver en la edición de 2015. Un año después, presentó Luces de verano, que supuso su debut en el campo de la ficción, con una historia rodada en Japón y marcada por el aniversario del lanzamiento de la bomba en Hiroshima. Y en la edición del pasado año, el francés obtuvo el premio Zabaltegi-Tabakalera con Song for the Jungle, un corto documental de 15 minutos que grabó en Calais en un campo de migrantes. En estos tres trabajos se encuentran recogidas las principales claves de su filmografía: el planteamiento de un cine eminentemente político; una reflexión constante a propósito de la Historia y de sus consecuencias; y el trabajo a partir de material de archivo.

Estas claves definen también Nos Défaites (se traduciría Nuestras derrotas), película con la que Périot regresa a la sección del festival en la que triunfó el pasado año. Pero si en Song for the Jungle obviaba las posibles entrevistas con los protagonistas, en esta ocasión las utiliza como uno de los principales ejes del film. Périot trabajó durante varios meses con los estudiantes de cine de un instituto en Rolland d’Ivry-sur-Seine, muy cerca de París. De mayo a junio de 2018 les propuso representar frente a su cámara pasajes de películas posteriores a mayo del 68 que hablaran sobre aquella revolución. Luego les entrevistó para reflexionar sobre los diálogos de dichas películas. Así, Nos Défaites arranca con una cita reveladora: “¿Ya hemos perdido la batalla o solo muchas guerras?”.

El material de archivo se presenta, en este caso, reelaborado por la mirada del cineasta y reinterpretado por la actuaciones de sus alumnos-actores. La película arranca con una secuencia de La Salamandra de Alain Tanner (1970) y luego nos lleva hacia la obra de cineastas como Jean-Luc Godard, Chris Marker o Marin Karmitz. Périot apuesta por despojar estos momentos de cualquier tipo de decoradación, rueda a los jóvenes en lugares que son comunes para ellos, con sus propias ropas y sin recurrir a ningún tipo de elemento de dirección artística. Solo el grano que palpita en las imágenes resalta su cualidad de ‘nuevo’ material de archivo, una vez que este ha pasado por las manos del cineasta. Una textura que desaparece cuando da paso a las entrevistas

Durante las conversaciones, los adolescentes hablan de su relación con sus padres, y de cómo perciben ellos el pasado. Mientras que Périot les anima a que empleen sus propias palabras, tomando como punto de partida diálogos de las películas de ficción, emergen temas como la revolución, el capitalismo, el mercado laboral, la política, las diferencias entre derecha e izquierda, el sentimiento de conciencia, la solidaridad, el anarquismo… Es decir, se da el pie a que sean los propios estudiantes los que construyan la dimensión política de Nos Défaites. Sin mostrar un discurso conclusivo –Périot nunca lo ha hecho a lo largo de su filmografía–, el director deja que sean las palabras de sus alumnos las que apuntalen un mensaje de aliento esperanzador. Ellos todavía creen que la unión en un grupo hace la fuerza.

Tras la primera fase del rodaje, el director regresó tiempo después, en el mes de diciembre, para terminar su película con otro ejercicio de representación basado en la realidad. Los alumnos simularon los incidentes estudiantiles ocurridos muy poco antes en Mantes-la-Jolie. La imagen reconstruida resulta especialmente impactante, con un grupo de chicas y chicos de secundaria obligados a arrodillarse en el suelo por la Policía. En su magnífica recta final, el film certifica su mensaje con una sentencia fulgurante: “nuestra sustancia nunca será la victoria, sino la lucha”.