Por Carlota Moseguí

A MASTER BUILDER. Jonathan Demme. 130 min. Estados Unidos (2013). Con Wallace Shawn, Lisa Joyce, Julie Hagerty, Jeff Biech, Emily Cass McDonnell.

Coproducida por Wallace Shawn y André Gregory, que protagonizaron las míticas Mi cena con André y Vania en la calle 42, esta adaptación cinematográfica de la obra homónima de Henrik Ibsen será recordada por la espléndida interpretación de Shawn, icónico actor que da vida a uno de los personajes más complejos creados por el dramaturgo noruego. Halvard Solness, protagonista de A Master Builder, es un arquitecto egocéntrico y senil que se vanagloria constantemente de la fama que ha alcanzado tras décadas de duro trabajo. No obstante, el manipulador y desvergonzado anciano recibe la imprevista visita en su mansión de una misteriosa y bella veinteañera que saca a la luz oscuros secretos de su pasado. Estamos ante una adaptación extremadamente libre respecto a la fuente original, una adaptación en la que Jonathan Demme apuesta claramente por no subrayar la parte más morbosa de la trama. El director de El silencio de los corderos mantiene un tono gélido –típicamente ibseniano– que le permite explorar el alma oscura de sus personajes sin llegar a juzgarlos. Por otro lado, A Master Builder propone una sugerente reflexión sobre cuestiones existenciales como la aceptación de la muerte, o la asimilación de la derrota cuando las generaciones venideras merecen ser reconocidas.

TU DORS NICOLE. Stéphane Lafleur. 93 min. Canadá (2014). Con Julianne Côté, Catherine St-Laurent, Marc-André Grondin, Godefroy Reding.

En su tercer largometraje, Stéphane Lafleur muestra una vez más las pequeñas desventuras que deben afrontar los habitantes más corrientes de Canadá. Con su mirada tierna, honesta y al mismo tiempo satírica, el director de En terrains connus nos presenta una versión quebequesa del personaje que asiduamente interpreta la musa del mumblecore, Greta Gerwig. La protagonista de Tu dors Nicole –que despierta reminiscencias de la actriz californiana de Frances Ha, Baghead o Hannah Takes the Stairs –es una joven de veintidós años que se enfrenta a su insomnio y a sus graves problemas de inseguridad durante un caluroso y aburrido verano en un aislado barrio residencial de Quebec (ciudad). Además de la estilizada fotografía en blanco y negro, la antiheroica caracterización de la protagonista, y la subtrama de una amistad entre dos chicas que decae por culpa de la inmadurez de una de ellas, Tu dors Nicole y Frances Ha convergen en su retrato generacional de una juventud ilusa y perdida.

Por contra, esta película presentada en la Quincena de Realizadores del Festival de Cannes se aleja del histrionismo y la cadencia acelerada de los films mumblecore; sugiriendo el romántico espíritu-roto-del-Viejo-Continente expuesto en Oh Boy! (de Jan Ole Gerster), y evocando la ternura distanciada de Denis Côté (Curling, Vic+Flo Saw a Bear), paisano de LaFleur. En esta ocasión, el autor de Continental, un film sans fusil sitúa un peculiar historia de acceso a la edad adulta en una atmósfera de ensoñación, donde la joven protagonista deambula sin distinguir entre sueño y vigilia debido a la ansiedad, la falta de reposo y esa monótona cotidianidad, que se va tornando cada vez más absurda.

No-Ones-Child

NO ONE’S CHILD. Vuk Ršumović. 95 min. Serbia, Croacia (2014). Con Denis Muri, Pavle Čemerikić, Isidora Jankovic, Miloš Timotijević.

Ganadora de los premios FIPRESCI y Oficial de la Semana de la Crítica del Festival de Venecia, No One’s Child causó furor en su premiere mundial por su insólito, nihilista y verosímil tratamiento del tópico literario y cinematográfico del niño salvaje. La ópera prima de Vuk Ršumović arranca con la captura de un huérfano anónimo, hallado en 1988 en un bosque de la actual Bosnia y Herzegovina. Como si se tratase de un homenaje a la película de François Truffaut El pequeño salvaje, el film de Ršumović muestra el aprendizaje y perfeccionamiento de las habilidades del pequeño protagonista para andar, hablar, vestirse o comer apropiadamente. Sin embargo, No one’s child no es una mera traslación de la fábula rousseauniana a los Balcanes durante las convulsas dos últimas décadas del siglo XX.

En su debut, el emergente cineasta serbio traza un choque conceptual entre dos fenómenos antropológicos antagónicos. Por un lado, la próspera integración a la civilización de un niño criado por lobos; y, por el otro, el progresivo barbarismo que invadió a la presuntamente multicultural, tolerante y civilizada Yugoslavia tras estallar la Guerra de Bosnia en 1992. La mayor novedad del film es que no cuestiona el proceso de domesticación de la bestia –que llega a completarse–, sino que prefiere proyectar una mirada escéptica sobre el proceso de civilización (y progreso) del conjunto de la sociedad. Asimismo, el trasfondo político de esta brillante ficción pone de manifiesto la destrucción del cándido espíritu ilustrado cuando éste choca con la ira, el racismo y la deshumanización de un conflicto bélico.