Información sobre la venta de entradas del D’A.

CRUMBS. Miguel Llansó. 68 min. Etiopia (2015). Con Danile Tadesse, Selam Tesfaye, Quino Piñero, Mengistu Berhanu.

Décadas después de una sanguinaria guerra que ocasionó el exterminio masivo de la población y la migración de los últimos supervivientes terrícolas a otros planetas, Candy (Danile Tadesse) y su prometida (Selam Tesfaye) han quedado atrapados en una Etiopía post-apocalíptica, un hostil escenario en el que sobreviven gracias al contrabando con las migajas más intrascendentes de nuestra civilización. Crumbs, opera prima de Miguel Llansó, se presenta como una road movie onírica, tocada por los ecos de la ciencia ficción, donde la irónica iconoclasia que abrazan los sus personajes se sustenta en el hilarante choque entre la cultura pop del siglo XX y XXI, los traumas de la Segunda Guerra Mundial y una variopinta selección de figuras “históricas”. San Pablo Picasso, Justin Bieber VI, Stephen Hawking III o el mismo Dios Todopoderoso –que en el futuro imposible del realizador español ha adoptado la efigie de Michael Jordan– son algunos de los ídolos paganos con los que los habitantes de esta distopía esperan combatir el Mal: esa misteriosa y peligrosa figura que siembra el terror ataviada con un uniforme nazi, una pistola de agua fluorescente, una mascarilla de gas y unas orejas de Mickey Mouse repletas de purpurina. La sensación de la pasada edición del Festival de Rotterdam narra la surrealista travesía de un pequeño héroe que pone su vida en peligro para hallar a Santa Claus, el único ser que puede concederle su deseo de embarcar en la última nave espacial que está a punto de abandonar la Tierra. Carlota Moseguí

EL HOMBRE CONGELADO. Carolina Campo. 83 min. Uruguay (2014).

Hay muchas películas que trascurren en barcos y otras menos en submarinos, pero pocas aprovechan el contraste entre los recovecos metálicos de la nave y la infinidad oceánica para explorar el par claustrofobia/inmensidad como lo hace El hombre congelado. Exhibida en el prestigioso festival suizo Visions du Réel, el documental de Carolina Campo es un ensayo contemplativo y poético sobre la cotidianeidad a bordo de un buque de la Armada Uruguaya con la Antártida como destino final. La uruguaya utiliza largos planos fijos para mostrar el quehacer de la tripulación sin jamás entrometerse. Que esta tripulación esté integrada por hombres y mujeres que hablan apenas lo necesario para la resolución de las distintas tareas, le da al film una inesperada pátina de pesimismo contrapuesta a la majestuosidad de lo visual: son, al fin y cabo, meros engranajes de un sistema mecánico de funcionamiento perfecto, eslabones de una cadena de producción en las que impera lo serializado.
Poblado por imágenes cargadas de verdad y encuadrado con una perfección admirable, El hombre congelado se encumbra en la visión fascinada de aquel universo cargado de rutinas y costumbres propias. El problema surgirá sobre el final, cuando el barco finalmente arribe a destino y, con él, Campos empiece a despacharse con una serie de planos del paisaje blanco similares a los de cualquier documental de Nat Geo. Para colmo, apuesta por sonorizarlos con música sacra, adosándole al film una innecesaria carga mística. Ezequiel Boetti

under

UNDER THE SKIN. Jonathan Glazer. 108 min. Gran Bretaña (2013). Con Scarlett Johansson, Paul Brannigan, Robert J. Goodwin, Krystof Hádek.

En su trayectoria fílmica, Jonathan Glazer se ha caracterizado por explorar los límites de la ficción, jugando con premisas extrañas y relatos inverosímiles –en Birth, Nicole Kidman se creía que su marido muerto se había reencarnado en el cuerpo de un niño neoyorquino–. Una apuesta que se repite en la gélida, fascinante y kubrickiana Under the Skin, un film que antepone las pulsiones sensoriales a la lógica narrativa tradicional, el trabajo abstracto con ideas de orden filosófico al desarrollo didáctico de sus temas. Estilizado y atmosférico, el film de Glazer resigue, a su manera, las pautas del “relato con alienígena” que, en el fondo, siempre tiene como horizonte final la radiografía de la naturaleza humana –en este ilustre subgénero encontramos desde películas como The Man Who Fell to Earth de Nicolas Roeg y Starman de John Carpenter hasta la novela Sin noticias de Gurb de Eduardo Mendoza–.

Lo interesante es que, en manos de Glazer, la idea del extrañamiento alienígena toma la forma de un arrollador y heterodoxo recital audiovisual: un viaje alucinante que zigzaguea entre la observación asombrada de nuestros comportamientos sociales –un desfile de seguidores del Celtic Footbol Club se percibe como un extraño ritual– y la hipnótica representación de los métodos de seducción de la voluptuosa alien a la que encarna Scarlett Johansson: segmentos que remiten a las formas del videoarte conceptual. En un curioso intercambio entre popes del videoclip, Under the Skin remite puntualmente a los clips de Enjoy the Silence (Anton Corbijn para Depeche Mode) y All is Full of Love (Chris Cunningham para Björk). A la postre, combinando de forma endiablada imágenes semidocumentales, cámaras ocultas y postales esteticistas, Glazer consigue convertir el estilo en sustancia, la plástica en reflexión. Manu Yáñez