La obra magna de Joaquim Pinto sigue su silenciosa gira por la geografía tras su estreno en salas el pasado mes de abril. Como su película, paso a paso, sala a sala, la cinta está logrando cierta visibilidad, lejos todavía de la magnitud del trabajo y de la repercusión que, por justicia ante un trabajo de esta belleza, se merece. Pinto es ese cineasta que rodó la película autobiográfica más tímida de los últimos años. Porque E Agora? Lembra-Me, el diario de un año de enfermedad, de un año de tratamiento experimental contra la Hepatitis C, es un ejemplo de equilibrio entre exhibición y pudor, una muestra de cómo la desnudez no es nunca la última máscara de una persona, sino, al menos en las manos de Pinto, la puerta de entrada a una vinculación con el mundo. Definida como diario filmado, ensayo, película gay, o crónica médica, E Agora? es todo eso, y nada de eso, o mucho más: filme político sobre la relación del cineasta y el mundo. Porque él, que habla en primera persona, lo hace para guiarnos y que miremos lo importante: quién nos cuida y a quién cuidamos, qué queremos y quién nos quiere, las plantas, los animales, una babosa, un libro, una avispa mordisqueando un trozo de carne, unos árboles cuidados con mimo en un entorno de sequía. La vida.

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