El fin del mundo llegó hace tiempo en la post-apocalíptica Dead Slow Ahead, la película más radical vista hasta el momento en la sección Cineasti del Presente de Locarno. Protagonizada por la tripulación filipina del carguero Fair Lady, los personajes que deambulan por la pantalla pueden verse como los últimos supervivientes de la humanidad; que permanecen encerrados en una monstruosa embarcación, fieles a su misión. Noé no eligió a estos polizontes para construir una nueva utopía bíblica. Esta arca errante del siglo XXI, que arrastra a los marineros por turbias aguas oceánicas, es una representación del infierno atemporal de los navegantes: un limbo carcelario y flotante donde perdieron u olvidaron su individualidad, su libertad y a sus seres queridos.

La ópera prima de Mauro Herce –director de fotografía de Arraianos, El quinto evangelio de Gaspar Hauser y El camino– es un homenaje a la estoica y solitaria existencia de aquellos individuos que trabajan en alta mar. Asimismo, la originalidad de esta película se halla en el su insólito acercamiento al género de la ciencia ficción. Remitiendo a Above and Below de Nicolas Steiner –documental visto este año en Rotterdam que convierte unas cloacas en un escenario pseudo-espacial– Dead Slow Ahead retrata el destino fatal de unos individuos de carne y hueso (no actores) atrapados en unos decorados que parecen proceder de otra galaxia. En este sentido, ambos largometrajes se construyen a partir de un continuo y estilizado trompe-l’œil. Su propósito es convencer al espectador de que la trama se ubica en otra dimensión; pero, en realidad, los personajes nunca abandonan el globo terráqueo.

A pesar de los puntos en común con Above and Below, el film de Herce no comparte su dimensión crítica y política. En otras palabras, aunque Dead Slow Ahead parta de un material normalmente abarcado desde la no-ficción, la película del director barcelonés es ante todo una fábula onírica e imaginaria. Esta alucinógena odisea naval propone una experiencia esencialmente contemplativa. Con apenas diálogos o giros dramáticos, la película se construye mediante la yuxtaposición de arrobadores planos generales –presentados como fluorescentes y orgánicos tableaux vivants–, primeros planos de rostros desencajados de los marineros, y la filmación estática de naturalezas muertas. De este modo, Dead Slow Ahead purifica los sentidos en su tratamiento del color y en su enigmático acercamiento a los sonidos producidos por ese monstruo de acero que surca los mares con una lenta y permanente cadencia, como indica el término de la jerga marítima que da título al film.

(Entrevista con Mauro Herce publicada en Otros Cines Europa).

La cara melancólica de "Siembra" de Ángela Osorio Rojas y Santiago Lozano Álvarez.

La cara melancólica de “Siembra” de Ángela Osorio Rojas y Santiago Lozano Álvarez.

Durante la sexta jornada del Festival de Locarno, también se presentó Siembra, otra muestras de cine radical presentada en la sección Cineasti del Presente. El film, rodado a cuatro manos por los directores colombianos Ángela Osorio Rojas y Santiago Lozano Álvarez, nos acerca hasta la multicultural ciudad de Cali, cada vez más sacudida por constantes olas de inmigrantes provenientes de pequeños pueblos de la región. La historia del anciano Tuco y su hijo de diecinueve años, Yosner, es el testimonio de una de las numerosas familias que perdieron sus tierras y tuvieron que mudarse a la metrópolis por culpa del conflicto armado de Colombia. Con su exquisita fotografía en blanco y negro, el visionado de Siembra se convierte en una experiencia inolvidable gracias a sus intermitentes estallidos musicales. Acompañamientos musicales (primitivos o modernos) que decoran la puesta en escena de repetitivos rituales ancestrales: cánticos litúrgicos de funerales u otras celebraciones, el hip hop que marca el ritmo de las batallas callejeras y la cumbia que bailan los nostálgicos en los salones. El contraste entre la modernidad y las tradiciones milenarias es la esencia de esta trágica historia sobre el luto por la muerte de un ser querido.