Según ha anunciado la organización del Festival de San Sebastián, el certamen donostiarra dedicará su retrospectiva clásica de 2023 al director Hiroshi Teshigahara (1927-2001), “autor fundamental del cine japonés de los años 60 gracias a una serie de filmes de poética experimental y a su prolongada colaboración con el escritor Kobo Abe”. La única película de Teshigahara que llegó a distribuirse en España fue la celebrada La mujer de la arena (1964).

Nacido y fallecido en Tokio, Teshigahara estudió primero Bellas Artes y debutó a mediados de los 50 en el campo del corto documental. Su primer corto de ficción, Hokusai, es de 1953 y el primer largometraje, The Trap, de 1962. En medio de estas dos fechas ya habían realizado sus primeras películas Nagisa Oshima, Seijun Suzuki o Shohei Imamura, nombres representativos de las distintas tendencias de la Nueva Ola japonesa. Teshigahara tuvo un papel más tangencial en este movimiento y una menor repercusión internacional, pese a ganar el premio especial del Jurado en Cannes por La mujer de la arena y ser nominado al Oscar al mejor director y a la mejor película de habla no inglesa por este mismo film.

Fructífera fue su asociación con Kobo Abe, que escribió el guion de La trampa y las adaptaciones de las tres novelas en las que se basan La mujer de la arena, The Face of Another (1966) y The Man Without a Map(1968), las obras clave del cineasta. Abe firmó también el guion de Ako, episodio del filme colectivo La fleur de l’âge (1964), cuatro relatos sobre la adolescencia realizados por Teshigahara, Jean Rouch, Michel Brault y Gian Vittorio Baldi. Sus últimos trabajos, Rikyu (1989) y The Princess Goh (1992), fueron películas históricas. Rodó también para la televisión y nunca descuidó su práctica documental en formato corto, mediometraje o largometraje. Dedicó dos películas al púgil puertorriqueño José Torres, una al escultor y pintor suizo Jean Tinguely y un filme al Tokio de 1958. Pero su documental más conocido es Antonio Gaudí (1984), que se aproxima a la figura y obra del arquitecto modernista catalán.

En la 71ª edición del Festival de San Sebastián, que tendrá lugar del 22 al 30 de septiembre, se proyectará la filmografía completa de Teshigahara. El ciclo tendrá como complemento la publicación del libro de Inuhiko Yomota Crónicas de vanguardia. Conversaciones con Hiroshi Teshigahara, traducido del japonés por Daniel Aguilar.

Por otro lado, el Festival de San Sebastián dedicará su retrospectiva de 2024 al denominado poliziesco. Bajo el título Italia violenta. El cine policiaco italiano, el ciclo de la 72ª edición incluirá una selección de títulos de un género que sirvió para realizar un retrato del país y que todavía hoy sigue pendiente de revisión desde un prisma contemporáneo. Tras sobrevivir a los años del fascismo y de la posguerra, el policiaco italiano pareció encontrar su materialización canónica con la cinta de Pietro Germi Un maldito embrollo (1959). “Su evolución será la de la política y la sociedad del país a partir de entonces: si la Italia del boom económico lo trasladará a espacios urbanos y reflejará los primeros conatos de la delincuencia y el crimen organizados, el estallido de mayo del 68, particularmente virulento en Italia, lo conducirá a derivas políticas gracias a realizadores como Francesco Rosi o Damiano Damiani”.

 

La Palma de Oro y el Oscar a la mejor película extranjera obtenidos por Investigación sobre un ciudadano fuera de toda sospecha, de Elio Petri (1970) “pareció marcar un punto final para el género, pero lejos de anquilosarlo éste se abriría a nuevas mutaciones: si el policiaco ortodoxo encontraría continuidad gracias a realizadores como Fernando Di Leo, las mafia movies lo llevarían por derroteros desconocidos hasta entonces”. Y tras alzarse con la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián, La polizia ringrazia (La policía agradece, Steno, 1972) “abrirá el filón del poliziottesco, espejo de la confusión provocada por la aparición del terrorismo plasmado según los parámetros fijados por la generación de la violencia estadounidense”.