El director y guionista canadiense David Cronenberg recibirá, en la 70ª edición del Festival de Sebastián, un Premio Donostia, la máxima distinción honorífica del certamen vasco. El 21 de septiembre el Teatro Victoria Eugenia acogerá la ceremonia de entrega del galardón, tras la que se proyectará Crimes of the Future (2022), el largometraje protagonizado por Viggo Mortensen, Léa Seydoux y Kristen Stewart que concursó en el último Festival de Cannes. Considerado un “maestro del horror biológico, de las atmósferas turbadoras y de un universo tan personal como intransferible, Cronenberg ha dirigido una veintena de largometrajes entre los que destacan obras convertidas en clásicos de géneros como la ciencia ficción, el terror, el drama psicológico o el thriller”.

En 2004 el Festival de San Sebastián proyectó Crash (1996) en el marco de la retrospectiva Incorrect@s y tres años después Cronenberg visitó San Sebastián por primera y única vez hasta la fecha para inaugurar la Sección Oficial a concurso con Promesas del Este. El canadiense se suma así al listado de directoras y directores que también han recibido el Premio Donostia, entre quienes destacan Francis Ford Coppola, Woody Allen, Oliver Stone, Agnès Varda, Hirokazu Koreeda y Costa-Gavras.

Autodidacta, los primeros trabajos de Cronenberg fueron cortos como Transfer (1966) y From the Drain (1967), a los que siguieron sus primeros largometrajes, de corte experimental, Stereo (1969) y Crimes of the Future (1970), cuyo título coincide con el de su película más reciente. En estas obras primerizas podían rastrearse ya los rasgos de una filmografía marcada por temas como la enfermedad, la violencia, el sexo, el cuerpo o la experimentación científica. Esta última está muy presente en la primera etapa de su obra, formada por títulos como Vinieron de dentro de… (1975), Rabia (1977) o Cromosoma 3 (1979).

Los títulos que forjaron el prestigio internacional de Cronenberg fueron Scanners (1981), sobre un grupo de personas con mortales poderes mentales, y Videodrome (1983), una de las cimas de la estética de la Nueva Carne. Tras narrar en La mosca (1986) la asfixiante historia de un científico que se transforma en insecto, contó con Jeremy Irons para protagonizar dos de sus siguientes películas: Inseparables (1988), en la que el actor se desdobló para encarnar a unos atormentados ginecólogos gemelos, y M. Butterfly (1993), el ambiguo romance entre una misteriosa diva de la ópera y un diplomático francés en la China de los años 60.

Cronenberg ha llevado a la pantalla novelas de escritores tan icónicos como Stephen King —La zona muerta (1983)—, William Burroughs —El almuerzo desnudo (1991), quizá su mayor obra de culto— y J.G. Ballard, a quien adaptó en Crash (1996). Tras adentrarse en la realidad virtual con eXistenZ (1999) y asomarse a los abismos de la enfermedad mental en Spider (2002), el cineasta canadiense inauguró una etapa en su filmografía en la que el fantástico dejó de ser el ingrediente principal de su cine, hasta que ahora, 20 años después, acaba de estrenar Crimes of the Future (2022), una revisión o compendio de sus antiguas obsesiones que será Proyección Premio Donostia en la 70ª edición del Festival de San Sebastián.

Esta última película supone su cuarta colaboración con el actor Viggo Mortensen, con quien primero rodó Una historia de violencia (2005), Promesas del Este (2007) y Un método peligroso (2011), en la que Mortensen interpretaba a Sigmund Freud. Los dos últimos títulos anteriores a Crimes of the Future fueron Cosmopolis(2012), adaptación de la novela de Don DeLillo, y Maps to the Stars (2014), una ácida reflexión sobre la fama.