Violeta Kovacsics (Festival de Berlín)

En Passages, la nueva película de Ira Sachs, un cineasta homosexual llamado Thomas (Franz Rogowski) se acuesta una noche con una mujer. La experiencia resulta turbadora, y así se lo comunica a Martin (Ben Whishaw), su marido. El director de El amor es extraño filma las escenas de sexo de manera frontal, sin cortes, con un realismo que recuerda al de la primera etapa de Hong Sang-soo. En Passages, todo sucede en la cama: es ahí donde Thomas se enamora de Agathe (Adèle Exarchopoulos), y donde tienen lugar la mayor parte de conversaciones trascendentes. Quizá sea esto la intimidad, y en cualquier caso, Sachs sabe retratarla como nadie.

Que Thomas trata mal a sus parejas resulta evidente, pero Sachs logra ir más allá, otorgando una profundidad cálidamente humana a sus personajes. Cuando, en la comida con los padres de Agathe, la madre de ella inquiere a Thomas sobre su matrimonio con un hombre, la impresión sobre los personajes ya no es tan evidente. De repente, el protagonista, un tipo que parece jugar con la gente como si fueran actores en una de sus películas, se somete a una pequeña dosis de homofobia. En el cine de Sachs no hay buenos ni malos, sino personajes complejos, con sus defectos y sus deseos.

Al comienzo de la película, Thomas está dirigiendo una escena, buscando el matiz en los actores, el gesto exacto, natural. Hay algo de esto en la propuesta de Sachs, pero más allá de esta correspondencia entre realidad y ficción, la escena, que parece un islote respecto al resto de la película, sirve para definir al personaje. Thomas se nos presenta dirigiendo, y se pasará el resto del metraje intentando conducir también las vidas de aquellos que le rodean, aunque sea desde la fragilidad de alguien profundamente confundido.

En la piel de Thomas, Franz Rogowski hace doblete en esta Berlinale pues protagoniza también la interesante Disco Boy, el viaje de un emigrante bielorruso hasta Francia, donde se alista a la legión francesa. La película parece tener en mente la fisicidad del cine de Claire Denis. Es una buena película dentro de la Sección Oficial de la Berlinale. Por su parte, Passages, que participó en la pasada edición del Festival de Sundance, ha sido relegada a la sección Panorama (¡qué bienvenida habría sido en la Oficial!). En Passages, no hay nada maniqueo, comenzando por su premisa, la del hombre gay que se enamora de una mujer, una idea que contrasta con la manera de abordar lo queer de Manodrome, una película de Sección Oficial en torno a la masculinidad, en la que la homosexualidad vuelve a presentarse desde la represión. Panorama se ha hecho, pues, con una de las mejores películas del Festival.