Página web de la Seminci – Semana Internacional de Cine de Valladolid

RETRATOS FANTASMAS | Kleber Mendonça Filho | Brasil | 2023 | 93 minutos | Sección Tiempo de Historia

En determinado momento de la carrera de todo realizador, sobre todo cuando se ingresa en la madurez, resulta muy tentador bucear en la propia historia para construir una suerte de diario fílmico personal. Es lo que le ocurrió a ese talentoso director y crítico que es Kleber Mendonça Filho con Retratos fantasmas, un ensayo que combina recuerdos, anécdotas, sensaciones y pensamientos muy íntimos ligados a la vida familiar y a las experiencias cinéfilas. Dividida en tres grandes partes –la primera, dedicada sobre todo a Recife, su casa y su madre; la segunda, a los grandes cines, casi todos ya desaparecidos, de su ciudad; y la tercera, a salas devenidas iglesias, a los templos religiosos y cinéfilos–, la película tiene un tono y espíritu inevitablemente nostálgico y melancólico, ya que habla de otros tiempos (mejores), de los brutales cambios arquitectónicos y sociales, del paso del tiempo, de los edificios y personas que ya no están. De los fantasmas a los que alude el título.

El segmento inicial tiene como eje la casa ubicada en el barrio de Setúbal, a 250 metros de la playa, en la que Mendonça Filho vivió durante más de cuatro décadas (se mudó allí en 1979, cuando tenía poco más de diez años y hoy está por cumplir 55) y en la que rodó una decena de cortos y largometrajes. Ese primer episodio es también un tributo a su madre Joselice, una historiadora que murió en 1995, con apenas 54 años; una reflexión sobre cómo la inseguridad hizo que las casas y departamentos se convirtieran en búnkeres y muchas otras cosas: desde la (re)aparición de un perro llamado Nico o una invasión de termitas que hizo estragos hasta el lugar de médium que muchos le asignan al propio Kleber.

La segunda parte, la más larga e interesante, está dedicada a los grandes cines del centro de Recife que marcaron la dinámica social pernambucana durante buena parte del siglo XX: el Art Palácio, el Trianon, el Moderno, el Veneza, el Ritz, el Astor, el Boa Vista y el Sâo Luiz, que todavía resiste como sala pública. Mendonça Filho recupera frondosos materiales de archivo, anécdotas personales, entrevistas con proyectoristas y fragmentos de películas que en muchos casos se proyectaban en 70mm para verdaderas multitudes (Hair, de Milos Forman, se mantuvo seis meses en el Veneza y fue vista por más de 200.000 personas).

Entre imágenes de archivo, making of de sus películas y home movies en VHS, Betacam, Hi8 y MiniDV, filmaciones más recientes en las que se ven aquellas míticas salas convertidas en templos evangélicos, en supermercados o en sucursales bancarias, y su cuidada narración en off (más analítica que recargada o sentimental), Mendonça Filho construye la que claramente es la película más personal de su carrera. En Retratos fantasmas, proyecto que inició en 2017 y seis años después vio la luz en Cannes 2023, conviven su historia, su formación, su cinefilia, su obra y su visión del mundo. Una película bella, triste y emotiva a la vez. Diego Batlle

MALQUERIDAS | Tana Gilbert | Chile, Alemania | 2023 | 73 minutos | Sección Tiempo de Historia

Un cartel ubicado al comienzo del film nos informa que los teléfonos móviles están prohibidos dentro de las cárceles chilenas. Sin embargo, Malqueridas está 100% construida a partir de imágenes tomadas (de forma clandestina, claro) por una veintena de internas, algunas de las cuales todavía siguen presas. En uno de los tantos violentos allanamientos a las celdas, en los que las guardias no paran de romper todo lo que tienen a su alcance, las dueñas se encargan de ocultar una de sus pertenencias más preciadas: su móvil.

Los miles de fragmentos pixelados –rodados durante seis años, de forma amateur, muchas veces con poca luz y con teléfonos más bien precarios– conforman, luego del trabajo de recopilación, visionado, retoque y edición par parte de Tana Gilbert Fernández, un patchwork, un registro caleidoscópico muy íntimo, por momentos desgarrador y en otros, conmovedor sobre estas mujeres a las que no solo se las priva de su libertad sino también de compartir sus miradas y sus voces. A partir de los testimonios de una veintena de ellas, Gilbert y su equipo adaptaron, reciclaron, reinterpretaron y en algunos casos reinventaron mediante un logrado relato en off (a cargo de Karina Sánchez, una de las internas) esas historias de maternidades truncadas (en determinado momento de la crianza son despojadas de sus bebés), de olvidos y abandonos desde el exterior (familiares y maridos que dejan de responderles), de amores y desamores, de pasos por las celdas de aislamiento, de pánico a no conseguir nunca la libertad condicional, de salidas y regresos por reincidencias, de bailes, gimnasia, dietas y tratamientos de belleza para mejorar la autoestima.

En Malqueridas surgen por momentos inesperados momentos de poesía y lirismo (las fiestas de fin de año, las imágenes de los patios en días de lluvia), pero en otros sobrevuela la injusticia (una cuenta cómo fue esposada durante el parto de su bebé frente al desprecio de médicos y guardias) y la tragedia (hay una situación cerca del final casi insoportable en su dolor). La vida dentro de las cárceles ha sido abordada tanto desde la ficción (ahí está, por ejemplo, Leonera, de Pablo Trapero) como desde varios documentales argentinos (Las ranas, La visita, Rancho), pero lo concreto es que, más allá de las inevitables manipulaciones de los materiales originales, Gilbert logra dotar a su rompecabezas cinematográfico de una visceralidad, autenticidad y crudeza que fascinan, impactan y conmueven. Diego Batlle

LA TEORÍA UNIVERSAL | Timm Kröger | Alemania | 2023 | 100 min | Sección EFA

En el inicio, unas imágenes en color, en una filmación televisiva, de baja calidad, dan cuenta de la publicación del libro de Johannes, el protagonista de esta historia. Su accidentado paso por la televisión culmina con un llamado desesperado para volver a ver a Karin, se encuentre donde ella se encuentre. Yendo y viniendo en el tiempo, apelando a las elipsis y los cambios de época, La teoría universal juega, como en el jazz, con dos standards aparentemente contrapuestos: la del genio guiado por un destino del que no puede escaparse y la del caos del universo que permite, incluso, la convivencia de realidades paralelas.

La referencia al jazz no es sólo metafórica. Y es que, además de que la música ocupa un lugar importante en la construcción del clima y de la trama, Karin es pianista de jazz. Pianista a la que el joven físico Johannes encuentra en 1962 en un Congreso de Física al que acude con su tutor de tesis para escuchar la ponencia sobre física cuántica que brindará una luminaria iraní que nunca llegará a concretarse. En algún lugar de los Alpes suizos, en el marco de un encuentro de la comunidad física, la tesis doctoral de Johannes encontrará, de algún modo, el sustrato fáctico que venía necesitando. Efectivamente existe algo así como una realidad paralela (o más de una) y existe también la posibilidad de viajar de uno a otro universo. La realidad (atravesada por conspiraciones reales o imaginarias) llevará a que aquella tesis termine viendo la luz bajo la forma de una novela (la referida en el primer párrafo).

Ejercicio de estilo, la posguerra y la guerra fría, el fuera de campo y el expresionista uso del blanco y negro constituyen las particulares herramientas para una construcción en la que trazos de Alfred Hitchcock, David Lynch y la ciencia ficción paranoica de la década de los 50 del siglo pasado pueden encontrarse. Hay algunos cabos sueltos y ciertas redundancias. Sin embargo, ello posiblemente se debe a la propia búsqueda de la película, que por momentos parece improvisar realidades posibles sobre una misma melodía. He aquí una película lúdica e inteligente, quizás un poco engreída, pero incuestionablemente tocada por el descaro y el amor por el cine. Fernando E. Juan Lima

YOUTH (SPRING) | Wang Bing | Francia, Luxemburgo, Países Bajos, China | 2023 | 215 minutos | Sección Tiempo de Historia

A esta altura ya no quedan dudas de que Wang Bing es uno de los grandes documentalistas de observación de las últimas dos décadas, pero Youth / Spring, que no llega a las cuatro horas (su debut de 2002 con la monumental Al oeste de las vías superaba las nueve), lo confirma como el más interesante de su generación a la hora de exponer los fuertes cambios, las profundas contradicciones y los costos humanos de la transformación de la “locomotora” económica china. En esta oportunidad, Bing filmó durante casi seis años, de 2014 a 2019, a unos cuantos de los 300.000 jóvenes de entre 16 y 32 años, provenientes del campo, que trabajan por períodos de unos pocos meses en unos 18.000 sórdidos talleres textiles que operan en Zhili, una ciudad-factoría-burbuja ubicada a 150 kilómetros de Shangái, y suelen vivir hacinados en unos decadentes departamentos ubicados generalmente arriba de las propias factorías.

Con su cámara en mano como única herramienta, pero con un grado de empatía, intimidad y capacidad de observación única, el director sigue a los jóvenes día y noche, tanto en el ámbito laboral como en sus habitaciones o en sus salidas por una ciudad que no tiene ninguna gracia ni encanto. Así surgen las miserias, pero también los sueños y hasta pequeños romances; también hay bastante de bullying verbal y toqueteo por parte de los varones a las chicas en una zona de acoso laboral que en Occidente generaría no poca perplejidad.

Las diferencias sociales entre los dueños de los talleres y sus empleados que han migrado de zonas rurales a la ciudad son ostensibles y, en ese sentido, Bing le dedica bastante tiempo a las negociaciones por mejoras de centavos en los pagos por cada pieza. También queda expuesto el nivel de presión que cada trabajador sufre, ya que deben operar las máquinas de coser a toda velocidad, porque al cobrar por unidad cuantas más prendas terminen durante cada jornada laboral eso redundará en los pagos finales que cada uno de ellos y ellas reciban. La productividad como única norma. Es cierto que este tipo de trabajo golondrina y la dinámica laboral para confeccionar camisetas o pantalones que está al borde de la explotación y el esclavismo moderno prolifera también en México o incluso en la Argentina, pero Bing, con su rigor, sensibilidad, inteligencia y compromiso, nos permite entender desde una perspectiva humana (y humanista) todo aquello que los jóvenes sin demasiada formación aportan para que la maquinaria china –que a su vez afecta en el terreno económico al resto del mundo– siga funcionando. Diego Batlle

EL CIELO ROJO | Christian Petzold | Alemania | 103 minutos | Sección EFA.

Y el séptimo día, Christian Petzold nos hizo reír. No entraba en nuestros planes que el cineasta alemán brindara una película que, por momentos, es una comedia. En El cielo rojo, Leon, un joven escritor, pasa unos días en la casa de un amigo en la costa báltica alemana. La idea es que él pueda terminar su manuscrito mientras su compañero prepara un portafolio para una escuela de fotografía. Sin embargo, pronto queda claro que el paraíso de la inspiración no va a ser tal, porque nada sale según lo previsto: el coche se estropea a medio camino, la zona es acechada por un incendio y al llegar a la casa hay una inquilina inesperada, Tanja. En esta discordancia entre las expectativas del remanso de paz y la realidad de la vida en movimiento se encuentra el neurótico Leon.

En El cielo rojo, Petzold se aproxima a la literatura para pensar en la figura del cineasta. Leon está tan pendiente de su proyecto y de sí mismo que no puede ver nada de lo que le rodea. Hay casi una lección de vida en la película de Petzold: la de entender que, incluso en estos momentos de productividad desbocada, además de trabajar, para crear, hay que poder vivir. ¿Puede el escritor crear mirándose apenas el ombligo? ¿No es desde la realidad, desde el gesto de mirar a los otros, que nace el arte? Estas son algunas de las cuestiones que plantea El cielo rojo.

Que el director alemán haya sabido hacernos reír no debería sorprendernos. El suyo siempre ha sido un cine de género, atravesado por los fantasmas de Gespenster, el melodrama de sus historias románticas y la temporalidad espectral de En tránsito. En El cielo rojo, la comedia habita la película pero que no la posee. El film tampoco rechaza el misterio o incluso la tragedia, y en su parte final cae con los dos pies al suelo del drama. Aunque este cambio en el tono pueda parecer abrupto, a lo largo de la película hay una amenaza en ciernes. Respecto al misterio, es magistral, por ejemplo, la manera en que el cineasta deja entrever por primera vez la figura de Tanja. Tras una noche de convivencia bajo el mismo techo, Leon al fin ve a la mujer, la espía callado, y con él nosotros y el propio Petzold. Ella está interpretada por Paula Beer, una actriz cuya presencia protagónica en el cine de Petzold desde En tránsito parece ser una continuación de la de Nina Hoss en sus primeras películas. Por su parte, el austríaco Thomas Schubert contribuye decisivamente a la construcción de Leon, ese tipo odioso pero cómico en su desesperación. 

El cielo rojo puede parecer ligera, y Petzold un cineasta que no necesita esforzarse. Nada de esto es necesariamente cierto. La película es algo más compleja de lo que aparenta, solo que Petzold consigue que todo parezca fácil. Leon está tan metido en su mundo, que ni siquiera comprende de dónde emerge la referencia a Heinrich Heine que hacen sus amigos. Heine es el poeta más importante en lengua alemana de la primera mitad del siglo XIX. Se nutre de lo romántico, pero va poco a poco hacia cierto realismo y tiende mucho a la sencillez y a la musicalidad, dos características que bien podrían definir al propio Petzold. Su poema Der Esra se publicó en el volumen Romanzero. Es muy breve y sutil, son cuatro estrofas sin rima, pero con una métrica fija. Narra el amor desdichado de un esclavo por una princesa y los personajes de El cielo rojo lo recitan con delicadeza.