Cineasta gallego emigrado por razones laborales, Eloy Domínguez Serén es un nombre que ha ido apareciendo de forma más o menos constante en un circuito de festivales, y que parece alcanzar cierta consagración con la selección de este trabajo en el prestigioso festival FIDMarseille, siempre tan atento a los movimientos silenciosos del audiovisual en España. Después de varios trabajos de corte más ensayístico o autobiográfico, relacionados con su situación de desplazado, Domínguez Serén enfrenta un trabajo aparentemente observacional, en el que sin embargo, y como bien explica el título, se trabaja también sobre ese leve desplazamiento de los cuerpos, esa distancia que se genera entre el tiempo real y el tiempo vivido, también conocido como jet lag. En este caso no se trata de una disociación producida por un viaje en avión, sino por la vida misma, que impone, por sus condiciones de trabajo precario, nocturno, desfasado, un corrimiento entre dos tiempos, el personal y el histórico. Así, los personajes, trabajadores nocturnos de una estación de servicio, viven en ese no-espacio, en ese no-tiempo de la noche que no es día, y del día que no es noche. Un no-lugar, una no-posición de desplazados vitales que es la que asume también el equipo de rodaje. Enfrentándose a los límites del observacional (sin llegar a cuestionarlos por completo), Jet Lag es más que un mero registro de un trabajo, de una situación, de un tiempo, y puede ser vista como una metáfora del desplazamiento de los cuerpos y las mentes en un contexto político y social que impone esas incoherencias. GdPA

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