Rithy Panh, que tuvo que huir de su Camboya natal tras ser perseguido, con toda su familia, por los Kemeres rojos, ha encontrado en el cine la única vía posible de restituir, o al menos de enfrentarse, a ese pasado robado, agredido, violado. Durante años, sus películas se han enfrentado a la imposibilidad, o no, de construir, narrar, reconstruir el dolor más extremo, el horror, y también a la necesidad, o no, de seguir hurgando en la memoria de los crímenes, las atrocidades, lo indecible, innombrable, posiblemente también infilmable. Su última película hasta la fecha, que se proyecta en el ciclo “Otras infancias”, con el que La casa encendida intenta pensar sobre la situación de la infancia en un mundo que parece abocado al sinsentido, aborda el aparente contrasentido de querer hacer una película para la que no hay imágenes: la de la infancia del propio realizador. ¿Cómo filmar lo que ya pasó, lo que no quedó registrado, cómo dar vida a lo que es solo memoria? La voz, y unas imágenes de arcilla, restituyen o representan para la cámara lo que queda de aquel niño que hoy filma lo que ya no está. Una obra imprescindible de un autor tan desolador como genial. Coloquio posterior: Jordi Costa, crítico de cine. GdPA

Programación completa de La casa encendida.