Cualquiera que se haya acercado a Tossa de Mar sabe que la figura de Ava Gardner no sólo continúa sobrevolando el pueblo, sino que de algún modo lo observa y dirige desde las alturas. El paso de la actriz por España, debido al rodaje de Pandora y el holandés errante, no fue sólo uno de esos periplos repletos de anécdotas que aun hoy se usan para fomentar la leyenda de la vida y amores de la actriz, sino que también sirve para trazar una radiografía de la sociedad de la época y su contraposición con la perspectiva extranjera. Isaki Lacuesta se basa lejanamente en “Beberse la vida”, libro de Marcos Ordóñez, y realiza un documental que juega con el plano congelado y el ralentí como mecanismos generadores de discurso. La noche que no acaba es uno de los pocos ensayos cinematográficos españoles sobre la figura de una actriz que sobrepasa los tópicos de los star studies para erigirse en algo que va más allá: en cómo para que existan estrellas, es necesario que haya alguien en tierra que decida mirar al cielo. En ese sentido, uno de los momentos más recordados del documental es aquel que lleva a la doble ¿real? de la actriz a repetir una de las secuencias más celebradas de la película: el baño nocturno que, en esta ocasión, muestra un cuerpo erosionado por la edad pero no así por la belleza. La película recorre todo el paso de la actriz por España (desde un primer plano de Pandora a un primer plano de Harem, el primero y el último que Gardner rodó en el país) de manera tan personal como modélica y la Filmoteca de Cantabria programa con acierto un título que, para bien y para mal, sabe a verano. ER
Programación completa de la Filmoteca Regional de Santander.