Mejor película: Carol (Todd Haynes). Pese a ser una producción de 2015, no he vivido otro visionado en este 2016 que retratase mejor lo real desde el artificio. Una película sobre el cine y desde el cine que, sin embargo, nunca se limita a esas fronteras.

Mejor documental/ensayo/paratexto: Como me da la gana II (Ignacio Agüero) y su no respuesta ante la pregunta “¿Qué es lo cinematográfico?” (¡Los sombreros!). El instante en que Agüero le dice a Sophie, su montadora, que se han perdido y han de comenzar la película de nuevo es tal vez mi momento favorito del año. También es la mejor idea relacionada con títulos de crédito de 2016.

Mejor estreno en salas: La venganza de una mujer (Rita Azevedo Gomes), que cuatro años después de su producción se ha estrenado por fin en España gracias a Numax.

Mejores programas (y pliegues) dobles: Sunset Song e Historia de una pasión (Terence Davies) & Ahora sí, antes no y Yourself and Yours (Hong Sang-soo). Ninguna de las cuatro películas es, afortunadamente, redonda y eso hace que sus ángulos y dobleces brillen todavía más.

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Mejor dirección: Bertrand Bonello, vertiginoso equilibrista de la moral, que demuestra en Nocturama que no tiene miedo a la caída pero tampoco, cuando toca, a parar de caminar por la cuerda floja.

Mejor guión: Amat Escalante y Gibrán Portela pervierten en La región salvaje la imagen del cine social a través de una trama donde sus protagonistas suspiran por ser penetrados por un pulpo alienígena. Tan perturbadora como divertida, hay un gran mimo por el detalle a la hora de describir contextos y construir personajes insólitos.

Mejor actor: Jean-Pierre Léaud en La muerte de Luis XIV (Albert Serra), o el vivo, el muerto, el mito y el fantasma a través de un mismo cuerpo.

Mejor actriz: Resaltar dos veces la misma película en un breve listado recopilatorio puede sonar abusivo, pero la interpretación de Cate Blanchett en Carol se estudiará por décadas. Nunca un trabajo tan medido fluyó de manera tan natural en su contexto. Historia del gesto.

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Mejor secundario: El trabajo de Ralph Fiennes en Cegados por el sol (Luca Guadagnino) y en ¡Ave, Cesar! (Ethan & Joel Coen), dos películas a la búsqueda de lo nuevo en lo viejo que han sido injustamente catalogadas como menores. Tilda Swinton y Alden Ehrenreich, a su vez, nos han dado las mejores peores declamaciones del año.

Mejor plano/contraplano: Sin ningún tipo de alarde técnico, la discusión de 16 minutos entre Marcus Messner (Logan Lerman) y el decano Caudwell (Tracy Letts) en Indignation (James Schamus) es un ejemplo de una puesta en escena siempre al servicio del fondo. El debate in crescendo sobre el “¿Por qué no soy un cristiano?” de Bertrand Russell se encuentra también entre los mejores diálogos del año: no ha habido mejor dicción y timing en el cine de 2016 que la de los dos intérpretes.

Mejor fundido encadenado: Café Society (Woody Allen) no es una de las grandes películas de 2016 pero cuando al final Allen decide fusionar los dos rostros de sus protagonistas, cada uno en una ciudad distinta, nos hace entender de manera tan triste como hermosa que, pese a todo, al menos el cine sí les permite estar juntos en un mismo plano.

Mejor plano fijo: Austerlitz (Sergey Loznitsa) y la inmersión en un campo de concentración a través de la mirada externa de/hacia el turista. Terrorífica.

Mejor fuera de campo: La ausencia de rostros y pruebas en Depth Two (Ognjen Glavonic), donde asistimos a los escenarios del crimen pero no a su representación. No ha habido un empleo de la voz en off y del archivo más doloroso en todo 2016.

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Mejores vacíos: Ex aqueo para el trazo de los planos en La tortuga roja (Michael Dudok de Wit), donde la composición siempre busca la paz, y el de los decorados de Lady MacBeth (William Oldroyd), donde el vacío es turbio, propio de la frialdad en que vive su protagonista. Las dos películas son, a su vez, el mejor verano y el mejor invierno de 2016.

Mejor elipsis: Aun a riesgo de resultar tópico, no ha habido ninguna elipsis tan bella en el cine de 2016 como la toalla de Julieta (Pedro Almodóvar).

Mejor imagen: La fotografía de un padre y su hija en la isla de La idea de un lago (Milagros Mumenthaler), que también cuenta con una de las mejores frases del año: “El 21 de marzo de 1977 desaparece mi papá. Pero esa foto queda. Y muchas fueron las veces que revisé el cajón de la mesita de luz de mi mamá para mirarla. Es en la imagen que más confío”.

Mejor línea de diálogo: La reina de España (Fernando Trueba) es un desastre, pero eso no impide que su cierre sea una auténtica gema. Cuando Francisco Franco (Carlos Areces) visita a Macarena Granada (Penélope Cruz) y le increpa sobre sus tendencias socialistas, ésta le corta con un “Su excelencia: lo que usted diga me lo paso por el coño”. Hay algo precioso en esa venganza histórica a través de la star y el posterior iris shot como punto y final.

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Mejor película de género(s): The Wailing (Na Hong-jin), una película mucho más juguetona de lo que parece donde hay diablos, zombies, fantasmas y hasta vampiros y se va del humor al terror sin perder nada por el camino.

Mejor flashback: No ha habido un mejor uso del flashback este año que en Arrival (Denis Villeneuve). Lo que en el cuentito de Ted Chiang era estructura ósea, aquí se convierte en prólogo y epílogo: el canadiense entiende que el cine es el arte del tiempo, de saber abrir y cerrar, y da una vuelta de tuerca emocionante a uno de los mecanismos de guión más tradicionalmente sobados.

Mejor (mini) giro de guión: Cuando un monstruo del Corán amenaza a la madre e hija protagonistas de Under the Shadow (Babak Anvari) y ambas escapan corriendo fuera de su casa, se encuentran en la calle con unos policías a priori salvadores que acaban por causarles más problemas: con las prisas la madre no se ha puesto el velo y estamos en el Teherán de los 80. El uso del contexto y del vestuario se usan aquí como una pequeña gran forma de hacer avanzar la trama.

Mejores villanos: Las chinas religiosas de El ornitólogo (João Pedro Rodrigues), el abuelo y las hermanas de Kubo y las dos cuerdas mágicas (Travis Knight), las modelos carnívoras de The Neon Demon (Nicolas Winding Refn) y el monstruo machista en Colossal (Nacho Vigalondo).

Mejor testimonio: la primera secuencia de Lumieres d’ete (Jean-Gabriel Périot) donde una superviviente de Hiroshima habla a cámara mientras el protagonista, un director, escucha y graba.

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Mejor dueto: Hermia & Helena de Matías Piñeiro, que también podría llamarse Carmen & Camilla. La mejor película en rima asonante del año.

Mejor banda sonora: El trabajo de Scott Walker en la magnífica La infancia de un lider (Brady Corbet) es ensordecedor, pero los distintos clímax de la película también lo son. El trabajo de Corbet es, a su vez, una de las óperas primas menos subrayadas y más inesperadas del año.

Mejor momento musical (en película musical): Aunque La La Land (Damien Chazelle) peca de potenciar el recorte por encima del todo y sus momentos más referenciales no acaban de funcionar (Chazelle no es, desgraciadamente, ni Demy ni Minnelli), hay una pequeña secuencia en las colinas de Hollywood centrada en un banco y dos pares de piernas donde sí surge la magia de lo cotidiano y de la improvisación en lo planificado. En ese breve instante el musical clásico resucita de nuevo.

Mejor momento musical (en película no musical): En Jackie de Pablo Larraín, la secuencia de montaje de Jackie Kennedy paseando por la Casa Blanca tras el asesinato de su marido, escuchando el Camelot de Lerner & Loewe mientras bebe y se prueba vestidos. Uno de los pocos momentos empáticos en una película conscientemente distante. Imposible también no leer la futura mudanza desde la tristeza de saber que esos espacios serán ocupados por Donald y Melania. There’ll never be another Camelot again

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Mejor desnudo: Sandra Hüller y la fiesta nudista de Toni Erdmann (Maren Ade), película que está en esta categoría pero que podría estar perfectamente en la anterior (“The greatest love of all”), en guión o en dirección. Toni Erdmann es una de las películas más persistentes y resistentes del año.

Mejor secuencia de sexo: Lorena Iglesias y el cursor de google maps en Esa Sensación (Juan Cavestany, Julián Génisson & Pablo Hernando).

Mejor plano inicial: El balcón inundado en John From (João Nicolau).

Mejor plano final: el gag con el que se cierra Elle (Paul Verhoeven), la ¿comedia? con el tono más complejo del año.

Película donde quedarse a vivir: Todos queremos algo (Richard Linklater). En un año en que la mayoría de películas han hablado de sí mismas, Linklater deambula por territorios ajenos al medio y más propios al patio de butacas. En todo 2016 no he estado más a gusto en una película que en ésta.