Mejor película: La impresión de una guerra (Camilo Restrepo, Colombia / Francia, 2015).
Mejor plano secuencia: Los (aproximadamente) 40 minutos casi finales de Lu Bian Ye Can (Kaili Blues, Bi Gan, 2015).
Mejor momento: El dialogo entre padre e hijo en O Futebol (Sergio Oksman, 2015), mientras escuchan el sonido de un partido de fútbol en la distancia, tratando de adivinar si los gritos corresponden a un gol.
Mejor película extrema: Park Lanes (Kevin Jerome Everson, 2015), 8 horas dedicadas a filmar la duración íntegra de la jornada laboral de los trabajadores de una fábrica en Virginia, desde el comienzo al final de la jornada. Clase, raza, trabajo y cine.
Confirmación de un autor: Las letras (Pablo Chavarría, 2015), el retrato singular de un activista indígena mexicano injustamente encarcelado se convierte en un retrato perturbador de un estado (físico, mental, politico y social) corrupto, perverso, oscuro.
Mejor remake (involuntario): Berserker (Pablo Hernando, 2015), como relectura involuntaria del Zodiac de David Fincher: una película policiaca sin policías, una investigación sin resultados, un retrato del español como anti-héroe, cobarde y sumido en la indigencia.
Mejor (anti) documental: El rastreador de estatuas (Jerónimo Rodríguez, Chile, 2015), una película sobre memorias que se borran, se inventan, se sobreescriben y desaparecen, dirigida bajo el secreto influjo de Joaquim Jordà y Raúl Ruiz.
Mejor adaptación (libérrima): Radicalmente libre, y espiritualmente fiel al original de Roberto Bolaño, Santa Teresa y otras historias (Nelson De Los Santos Arias, México / República Dominicana / EEUU, 2015) es una adaptación laberíntica, fragmentaria y políticamente visual de la novela magna del escritor chileno, 2666.
Mejor nube: La de Farocki (James Benning, EEUU, 2014), filmada como regalo para su amigo Harun Farocki, sin saber que el alemán moría mientras Benning la filmaba pensando en él.
Mejor capítulo de serie: The Walking Dead: Season 6, Episode 2 “JSS” (Jennifer Lynch, 2015).
Mejor cambio de rumbo: El de Lois Patiño en Noite Sem Distância (2015), que sin traicionar su obra anterior, demuestra que su documental siempre fue cuestión de ficción.
Mejor despedida: Ultimas conversas (Eduardo Coutinho, 2015), la película póstuma del maestro brasileño, una película emotiva como pocas, una última obra maestra de la palabra.
Mejor película política: Machine gun or Typewriter? (Travis Wilkerson, 2015).
Mejor experiencia audio y visual: Ah, Humanity! (Lucien Castaing-Taylor, Véréna Paravel, Ernst Karel, EEUU, 2014). Los realizadores de la inolvidable Leviathan, con su ingeniero de sonido firmando esta vez como director, realizan este viaje físico, visual y sonoro a los paisajes de Fukushima, construyendo un lamento por la humanidad al tiempo que una despedida definitiva del cine como herramienta de conocimiento.
Mejor reto: El planteado por 88:88 (Isiah Medina, 2015), primer largometraje del joven realizador canadiense. Muchos lo emparentan con Godard, cuando Medina trabaja más allá de la tradición, inventando algo que no sabemos todavía qué es ni cómo se llama.
Mejor retrato generacional y social: Sin retratos, apenas con voces, sonidos, espacios vacíos y palabras que van generando resonancias, Eco (Xacio Baño, 2015) construye un retrato perfecto de toda una generación y un periodo de la historia de España.
Mejor película de vampiros (sin serlo): Te prometo anarquía (Julio Hernández Cordón, 2015): un retrato aterrador de la sociedad mexicana como un vampiro que se devora y chupa la sangre a sí misma.
Mejor video (político-humorístico) en TV: Gracias (Alberto González Vázquez, 2015), sobre la campaña publicitaria del (ojalá) ex-presidente de España, Mariano Rajoy.
Mejor videoclip: Marte (Miguel Esteban, 2015), para el grupo Tigres Leones. Una sátira descarnada sobre la publicidad, el cutrerío del star-system español y los patrocinios.
Mejor festival: que visité: Curtas Vila do Conde (Portugal); que no visité: Transcinema (Perú).