El escritor y cineasta británico ha trabajado durante mucho tiempo sobre la geografía de lo oculto y la psico-geografía británica, y durante 2001, recorrió la enorme carretera de circunvalación de Londres, la M25, con casi 188 kilómetros de ruta, tratando de entender su naturaleza y su enorme influencia en la configuración de un paisaje, un pensamiento y una cultura. Trabajando sobre la idea de periferia y centro, ciudad y extrarradio, London orbital fue un libro y también un documental de tintes experimentales, que funciona como una anti-road movie, pues niega el principio básico de cualquier película de carretera: el viaje con un destino. Aquí, en una carretera circular, que vuelve sobre sí misma hasta el infinito, Sinclair, ayudado por Chris Petit, el trabajo se centra más en la experiencia del viaje, del paseo, del deambular en una sociedad ultravigilada, documentada, repleta de imágenes y obsesa de sí misma. GdPA

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