Manu Yáñez

Sobre la inmadurez: Les deux amis puede verse como un manifiesto sobre la inmadurez, en realidad, por la inmadurez. Ese es el corazón de la película, aunque también planteo una reflexión sobre el valor de la mentira. François Truffaut afirmó una vez que le parecía que no había nada peor que la gente sincera. Hablando en serio, creo que un estado sentimental en el que solo se dijera la verdad sería insoportable. Quería jugar con la mentira e ilustrar la relación entre dos hombres que parece salida de una viñeta de tebeo. Tomé la estructura clásica de las películas sobre la guerra de sexos y la trasladé a una relación entre dos hombres.

El niño interior: Cuando tienes 16 años, solo piensas en quién te quiere, quién te odia… ese tipo de cosas. Y tiene un punto patético ver a unos treintañeros participando en ese juego. En Les deux amis quería representar todo eso de una manera tierna y divertida. Ser adulto implica simular un comportamiento responsable, pero la realidad es que todos llevamos a un niño dentro. Quería hablar de dos hombres perdidos en un no-lugar social que, durante 3 días, intentan hallar una tabla de salvación a sus vidas.

Sobre trabajar con el actor Vincent Macaigne: Para mí, Vincent es como una mezcla entre Jean-Pierre Léaud y Patrick Dewaere. Cuando actúa, tienen momentos de un barroquismo sensacional. Tiene la ingenuidad de Léaud y sabe evocar el dolor como Dewaere. Gracias a esa combinación, consigue representar el dolor pero sin que te duela como espectador.

¿Por qué hacer una comedia? En Francia la gente me ve como un tipo aburrido, un actor de películas serias. Me gustaba la idea de que mi primera película fuese una comedia. No quería tratar un gran tema social. En ese sentido, como director, también he apostado por una cierta inmadurez.

¿Una película muy francesa? Hay gente que me ha acusado de haber hecho una película muy francesa, pero creo que Les deux amis aborda cuestiones universales. Los anglosajones tienen a Shakespeare, que trabajó mucho sobre la inmadurez en sus comedias. En Francia, tenemos a Marivaux y Racine. Por otra parte, sabía que, con esta película, podrían acusarme de vanidad o dandismo… y eso me gustaba.

Sobre la actriz Golshifteh Farahani: Ella está viviendo una situación complicada. Después de trabajar en varias películas en Francia, el gobierno iraní no le permite regresar a su país. Creo que su trabajo en Les deux amis le ha permitido crecer como actriz. Antes, había hecho tres o cuatro películas en Francia, pero siempre había tenido que encarnar a mujeres marcadas por su “orientalismo”. Yo le dije que se olvidara de todo eso. No quería a una mujer oriental. Quería a una mujer, punto.

Sobre trabajar con el músico Philippe Sarde (autor de las bandas sonoras de Tess, Lancelot du Lac o El quimerico inquilino): Ha sido muy interesante, pero muy lento. A Philippe le cuesta bastante trabajar en grupo. Es una persona muy tierna y emocional. Actúa como si tuviese 12 años. Está lleno de ilusión. El día que vino a ver la película, me dijo: “si me quedo dormido no te preocupes, seguiré soñando la película” (risas).