Segunda película de la cineasta soriana Mercedes Álvarez, que con su primer título, El cielo gira, se convirtió a principios de los años 2000 en uno de los nombres esenciales de lo que vino a llamarse “documental de autor”, esa suerte de modernidad aplicada al documental que convertía, a ojos de la crítica, el aburrido género del documental en algo relevante y cercano a la ficción. Su segunda película, Mercado de futuros, llegó varios años después, en plena crisis económica, y pretendió ser un retrato poliédrico de un país devastado por la burbuja inmobiliaria, en una suerte de ensayo cinematográfico de aliento poético pero, al decir de quien escribe, de menos hondura que lo pretendido: la relativa simpleza de contraponer el trabajo de unos corredores de bolsa a un vendedor de un mercado de segunda mano, amenazado por la presión inmobiliaria, se antojaba insuficiente para retratar algo más que lo obvio, que España es un país dominado por intereses económicos antes que sociales o sencillamente humanos. GdPA

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