Basada en una novela folletinesca escrita a mediados del siglo XIX por Camilo Castelo Branco, Misterios de Lisboa parte de la historia de un niño bastardo que busca a su madre para llegar a decenas de lugares distintos en un impresionante ejercicio de ramificación. El festival de cine de San Sebastián de 2010 premió a Raúl Ruiz con la Concha de Plata a mejor director y, aunque bien hubiese merecido la Concha de Oro de aquella edición, se entiende que el jurado decidiese resaltar antes la proeza de Ruiz que la película en global: Misterios de Lisboa es una clase magistral de puesta en escena. Ruiz aprovecha la red de intrahistorias del relato (repleto de voces en off, flashbacks, saltos en el tiempo y en el espacio, etc) para construir imágenes en auténtico movimiento. La cámara pasea sigilosa en travellings y movimientos laterales y ese recorrido acompaña al espectador como dándole de la mano, sugiriéndole puntos de vista imprevistos y anotaciones respecto a la historia. Más que como director Ruiz actúa como guía, uno que conoce tan bien el tiempo como el espacio. El hecho de que la película sea un culebrón con todas las letras también contribuye a una extraña sensación: Misterios de Lisboa no es cine de élites ni de difícil consumo, sino cine hecho para las masas. En ese sentido, Ruíz recuerda a los mejores cineastas del cine clásico (para entendernos: Misterios de Lisboa no está tan lejos de los musicales de Minnelli). La película, que fue originalmente concebida como mini serie de televisión, es uno de esos pocos ejemplos que hacen cierta la frase de «el mejor cine se hace en la pequeña pantalla». ER
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Misterios de Lisboa (Raúl Ruiz, 2010)
Estreno el 6 de June del 2016
Publicado el 02/06/2016 - 11:57:21