Podría ser el enésimo relato de madurez, podría haber sido la enésima película sobre crecer donde no hay nada, podría ser otra más de esas películas sobre el medio oeste norteamericano como lugar para la sinrazón, el delirio, o la nada. Sin embargo, Mud, con Matthew McConaughey en el papel de misterioso hombre del barro, es algo más que eso, aunque tengo uno poco de cada uno de esos elementos. Un western contemporáneo en el que la rivalidad se produce con uno mismo y el tiempo por venir, un relato de madurez sin traumas, sin alegrías, un trabajo muy elegante de puesta en escena cargado de pequeños detalles que terminan por convertir este relato alegórico y vacío en un no-lugar poco deseable en una proyección del estado mental de su o sus protagonistas. Una película-cerebro, un viaje aparente por unas lagunas, unos ríos, y sus orillas cargados de barro, que no es sino un viaje por la paternidad, por los meandros secretos que establecen los vínculos paterno-filiales y amorosos.

Programación completa de Filmoteca Española.