Josep Santcristòfol (Rotterdam)

Sergio Caballero se ha ganado a pulso ser uno de los directores españoles más queridos por el Festival de Rotterdam, especialmente por Finisterrae, la última película española que logró llevarse, en aquel ya lejano 2010, el Tiger Award, máximo galardón del certamen neerlandés. En esta ocasión, el barcelonés presenta mundialmente su último trabajo, Lolo & Sosaku: The Western Archive, en la sección Harbour. Se trata de una obra imposible de clasificar: es en parte un western surrealista, pero también una pieza de arte visual experimental y un experimento con el sonido.

Lolo & Sosaku: The Western Archive es inconcebible sin los dos artistas que aparecen en el propio título de la película: el argentino Lolo y el japonés Sosaku. Afincados en Barcelona desde 2004, el dúo lleva más de una década siendo referente mundial en cuanto a la experimentación con el sonido, creando nuevas texturas acústicas a partir de instrumentos inventados específicamente para sus performances y difuminando las fronteras entre música y ruido. En cierto modo, Caballero intenta trasladar el arte de la pareja de artistas a un medio totalmente distinto a la performance en directo a la que están acostumbrados. El resultado es una experiencia a la que hay que acudir predispuesto a dejarse llevar por las sensaciones y las emociones.

Otro habitual de Rotterdam es el israelí –aunque afincado en Londres– Daniel Mann, que ha presentado el estreno mundial de su nuevo trabajo, el documental Under a Blue Sun. La obra arranca como una investigación entorno al rodaje de Rambo III, una película ambientada en Afganistán, pero rodada en el desierto israelí y que llegó a contar incluso con la colaboración del ejército. A través de las localizaciones, el cineasta reflexiona sobre la dimensión geopolítica de las superproducciones cinematográficas, el papel de los medios en la construcción del imaginario colectivo sobre la guerra y las dinámicas coloniales que se producen tanto entre Estados Unidos e Israel como en las políticas internas del país de Oriente Medio.

En el documental, enseguida surge un personaje fundamental: Bashir, un beduino palestino perteneciente a una tribu que fue obligada a abandonar su tierra poco después de la creación del estado israelí. Bashir ofrece un doble testimonio único: como experto en efectos especiales que participó en Rambo III y como habitante indígena de Palestina. Así, poco a poco, Under a Blue Sun se va decantando por explorar la segunda dimensión del personaje, la de la identidad nacional. Puede que, en este giro, la película pierda algo del interés que atesoraba su primera mitad; sin embargo, resulta innegable que, en su recta final, el film conecta de lleno con la actualidad del conflicto armado entre Palestina e Israel.

En japonés, el carácter “Rei” por sí solo no tiene significado, debe ir acompañado de otros para adquirir un peso semántico. De un modo análogo, los personajes de la ambiciosa ópera prima de Toshihiko Tanaka, titulada justamente Rei, son personas perdidas, que intentan buscar desesperadamente una conexión que sea capaz de dar significado a su existencia. Rei está compuesta por dos historias relacionadas entre sí: la de una pareja que tiene una hija con una discapacidad intelectual y la historia de amor de una mujer y un fotógrafo sordomudo. El cineasta japonés –que también asume tareas de producción, montaje e interpretación en la película– demuestra auténticos destellos de brillantez detrás de las cámaras en esta descomunal, pero algo irregular obra de más de 3 horas de duración, especialmente por su capacidad narrativa través de las imágenes y su dirección de actores, que en su gran mayoría son no-profesionales o estudiantes.