En los años 60, un músico fue descubierto en un bar de Detroit por dos productores enamorados de sus melodías y sus letras conmovedoras. Grabaron un álbum que ellos creían que iba a situar al artista como uno de los grandes de su generación. Sin embargo, el éxito nunca llegó. De hecho, el cantante desapareció en medio de rumores sobre su suicidio encima del escenario. Mientras la figura del artista se perdía en el olvido, una grabación pirata encontrada en la Sudáfrica del apartheid se fue convirtiendo en un fenómeno. Con esa sinopsis arranca una de las películas que se convirtieron en un auténtico fenómeno de masas por el boca oreja, sobrepasando probablemente cualquier expectativa y cualquier previsión. ¿Merecía la pena semejante atención un documental como este, cuáles son los puntos de enganche, las razones por las que esta película se convirtió en el fenómeno global, cuando tantas otras pasan desapercibido? Quién lo sabe, pero está claro que su inclusión en uno de los hits del verano madrileño, la programación del cine en el Parque de la Bombilla, es la muestra absoluta de su consagración definitiva a nivel popular. A bailar.

Programación completa de Fescinal.