El fenómeno de Amanece que no es poco (1989), de José Luis Cuerda, es único en la cinematografía española. Es un caso que estamos acostumbrados a ver en otros mercados, cuando una película se convierte, tras un discreto paso por taquilla, en un título de culto. Casi treinta años después de su estreno, sigue sumando fans y también se encuentra reconocida como la precursora de un tipo de humor que ha encontrado también continuadores entre la profesión. Sin ir más lejos, ahí están los paisanos ‘chanantes’ de Cuerda (Raúl Cimas, Carlos Areces y Joaquín Reyes) aparecen en Tiempo después, una “secuela espiritual” asentada sobre el humor surrealista. Y aquí, la inspiración de Cuerda (que “imagina” un mundo dividido entre desempleados y capitalistas) sigue estando en los grandes autores de comedia escrita y dibujada en castellano de mediados del siglo XX, es decir, en los especialistas en llevar el absurdo hasta sus últimas consecuencias.

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