En 1960 Billy Wilder decidió dedicar el final de El Apartamento a una baraja de cartas. La partida simbolizaba el comienzo de un juego lleno de posibilidades para sus protagonistas, uno que abría así un interrogante al “The End” en lugar de marcarlo con un punto y final. Un año más tarde, Luis Buñuel también decidió cerrar Viridiana con una partida de cartas si bien este final en particular (y la película en general) no tenía nada que ver con las intenciones de Wilder: la partida de cartas de Viridiana ya no es ese interrogante abierto hacia una futura historia de amor sino una exclamación cerrada hacía la aceptación de lo insospechado. Un cierre lúdico que en realidad esconde una realidad oscura: por un lado, aquella que empuja a la protagonista a sentarse en una mesa donde nunca se imaginó y —sobre todo—, por otro, una realidad que refleja entre líneas la España del momento: ya que Viridiana nunca pudo recluirse en la habitación de su primo y cerrar la puerta, el espectador asiste a la complejidad de unas nuevas reglas del juego que la abren a territorios imprevisibles. La Filmoteca de Cantabria continúa con su ciclo dedicado a Buñuel con la que tal vez sea su mayor obra maestra. ER
Programación completa de la Filmoteca Regional de Santander.