Manu Yáñez

Tres años después del advenimiento de Tres, una de las películas más audaces del cine español de los últimos tiempos, el cineasta barcelonés Juanjo Giménez regresa con Mussol al cortometraje, ámbito en el que logró numerosas distinciones, incluidas una Palma de Oro y una nominación al Oscar, gracias a Timecode. Con su nuevo film, que explora la singular peripecia de un hombre angustiado por presiones laborales y un drama familiar, Giménez vuelve a situarse en un punto equidistante entre el distanciamiento y la emotividad, confiando en la fuerza expresiva de su meticulosa e inventiva labor de puesta en escena. ¿Qué se esconde en los maletines de los agentes inmobiliarios? ¿Qué busca la gente por las calles a altas horas de la noche? ¿Puede un drama social convertirse, como por arte de magia, en una fábula romántica? A todas estas preguntas intenta dar respuesta Mussol, cortometraje que se ha presentado en la Sección Oficial del prestigioso Festival de Clermont-Ferrand. A continuación, conversamos con Giménez acerca de la concepción y realización de su nueva película.

Con Mussol vuelves a ahondar en el aislamiento, soledad e incomunicación de tu personaje protagonista, como ya ocurría tanto en Tres como en Timecode. ¿Eres consciente de ese paralelismo?

Puede ser. Mussol no es una idea original mía, es un relato de Pepe Pereza, un amigo escritor. Lo leí durante la pandemia y pensé que podría convertirse en un corto. Lo que más me interesó de su historia fue esa serie de pequeños extrañamientos, o perplejidades, que se van encadenando en las pocas horas que cubre la trama, y que dibujan un personaje y sus sueños rotos sin subrayados. Yo modifiqué cosas, pero eso ya estaba en el relato. Puede ser que haya paralelismos con los trabajos anteriores que comentas, pero no es en absoluto buscado en este caso.

Una de las cuestiones más sorprendentes de Mussol es la mezcla de tonos y géneros. Por momentos, la película parece un drama existencialista a lo Antonioni, pero después gira hacia la fábula romántica, y también tiene toques siniestros, surrealistas y de humor negro. ¿Cómo tomó forma esta dimensión heterogénea de la película?

Una de las ventajas que tiene el cortometraje es que puedes probar cosas así. Vengo de asistir a un pase de Mussol en Clermont, con una sala llena con 1400 personas, y me ha sorprendido en qué momentos reaccionaba el público. No es una comedia, pero notaba cómo el mínimo amago de gag era celebrado. Era consciente que con la mezcla de tonos que comentas el corto pudiera generar incluso algo de desconcierto. Pero intentamos jugar siempre en el terreno de la sugerencia más que en mostrar, y con Joan (Carreras) y los demás actores mantuvimos esa atmósfera sobria que diera consistencia a cualquier combinación de géneros que pudiera existir. Es que estamos hablando de 15 minutos de metraje…

Mussol aborda temas graves, como la demencia senil o la deshumanización en ciertos contextos laborales, pero lo hace esquivando la sordidez y la afectación dramática.

Cuando tienes un corto en el circuito ves muchos cortometrajes, algo que de otra manera es muy difícil. Y recientemente he visto muchísimos. Una de las cosas de las que quería huir era de la afectación sentimental y los subrayados, espero haberlo conseguido. Muchos de los cortos que he visto con temas que Mussol comparte no me llegan por ese afán de enfatizarlo todo. Un ejemplo: hay música en nuestro corto, pero nunca usada para tratar de manipular los sentimientos o buscar la conmoción fácil. En Mussol el impacto tiene que llegar por otro lado, aún corriendo el riesgo de crear cierta distancia o que te etiqueten de cerebral.

Tus películas siempre ahondan en la dimensión física de los personajes. En Mussol, Joan Carreras compone una figura muy singular, un hombre abatido por las circunstancias que, sin embargo, tiene algo de humorístico. Diría que está en la frontera entre lo naturalista y lo caricaturesco. Me recordó al extraordinario trabajo de Adam Sandler en Punch-Drunk Love (Embriagado de amor) de Paul Thomas Anderson.

Me gusta Punch-Drunk Love, y es cierto que comparte esa perplejidad del personaje de Adam Sandler que hay también en Mussol. A Joan Carreras le hice repasar varias películas de Aki Kaurismäki, y ese era su referente para el personaje de Pablo: los personajes impertérritos de Kaurismäki. También es verdad que hay algo de caricatura y de rozar el surrealismo. Mantener ese gesto ante la que le va cayendo puede llevarle incluso al slapstick de Keaton. En el último plano por ejemplo no mueve ni un solo músculo de la cara.

Viendo Mussol, no podía quitarme de la cabeza tu devoción por La ley de la calle de Francis Ford Coppola, de la que me hablaste cuando te entrevisté por Tres. El extrañamiento que envuelve muchas situaciones (el búho, la madre), las fugas oníricas, la sinuosa puesta en escena… ¿Tuviste a Coppola en mente en algún momento?

Han pasado muchos años desde que sufrí el impacto de ver Rumble Fish en una sala, y es cierto que se convirtió en una película clave para mí en su momento. Supongo que algo queda de todo eso, pero no pensé en ella trabajando en Mussol. En un plano más práctico, elaboramos la planificación con Javi Arrontes, el director de fotografía, pensando en encuadres y movimientos de cámara que no habíamos probado antes, y que un corto así permitía investigar. La canción y la fuga onírica que comentas no estaban en relato original, que era mucho más seco y con un final más precipitado y duro. En un corto puedes arriesgarte a meter cosas así a ver qué pasa. También quisimos usar un drone de una forma diferente, después de tanto abuso que estamos sufriendo de planos aéreos puramente descriptivos.

¿Cómo ha sido volver a trabajar en un cortometraje después de la experiencia de Tres?

Lo quieras o no, hay más presión y más gente opinando en un largo. Los cortos me los suelo autoproducir, y este no ha sido una excepción. Aunque la posproducción se complicó y se alargó más de lo que debería, he disfrutado de todo el proceso de una forma que en algo más ambicioso financieramente es mucho más difícil.

¿Tienes nuevos proyectos entre manos? ¿Algún largometraje en cartera?

Es seguro que durante el 2024 habrá dos cortos nuevos míos, y un largo está en camino, aunque ahí ya no me atrevo a dar fechas.