Página web del D’A Festival de Cine de Barcelona (4-14 de abril)

HISTORIA DE PASTORES | Jaime Puertas Castillo | España | 2023 | 80 min.

El alumbramiento del mediometraje Los páramos, en el año 2019, supuso un shock cinéfilo para los de Otros Cines Europa. Víctor Esquirol, en su crítica del film, intuyó en el trabajo de Jaime Puertas Castillo una cierta “madera de maestro”. Ahora, la llegada del largometraje Historia de pastores nos permite celebrar la consolidación de una mirada singular y determinada. Las pruebas cabe buscarlas en el apego del cineasta a los paisajes granadinos y a las texturas del cine analógico, pero sobre todo en el interés de Puertas Castillo por deambular a través de un espacio temporal desanclado de toda concreción histórica. Si Los páramos parecía transcurrir en una suerte de limbo en el que confluía el pasado y el presente, Historia de pastores transcurre en el futuro, en el año 2027, pero se afianza en la memoria de la vida en los cortijos andaluces, que comenzaron a ser abandonados en la década de 1980. Es así como la película se lanza a un viaje alucinante por los ecos alegóricos de relatos bíblicos, por las ruinas de los cortijos, y por un multiverso virtual-digital. ¿Sería posible acercar el espíritu inconformista de Pier Paolo Pasolini, con su pasión por lo atávico, a la ciencia ficción más tecnológica, afín a la sensibilidad de Steven Spielberg? Si algo así fuera posible, el resultado se parecería a lo logrado por el equipo responsable de Historia de pastores, una película que tuvo su estreno mundial en la sección Bright Future del Festival de Rotterdam. Manu Yáñez

LA HOJARASCA | Macu Machín | España | 2023 | 72 min.

En los créditos de La hojarasca, dos mujeres avanzan con dificultad por un paisaje nocturno y tormentoso, azotado por el viento. Ellas son Elsa y Maura, las hermanas que abandonaron, hace años, el pequeño pueblo de la isla de La Palma en el que crecieron y al que ahora regresan para ver a su hermana, Carmen, y resolver temas relacionados con la herencia familiar. Este plano general instaura, desde el mismo inicio del filme, un tono lúgubre, que se hace muy evidente en las escenas nocturnas que transcurren en interiores, pero también en algunos exteriores en los que fenómenos naturales como una densa niebla o un intenso viento otorgan a las imágenes una cualidad fantasmal. La hojarasca constituye una recreación, en parte ficcionada, de un acontecimiento real: el reparto de las escasas y devaluadas propiedades y terrenos familiares entre las tres hermanas. Machín parte de espacios, personajes y situaciones asentadas firmemente en lo real –hay numerosas escenas que muestran el día a día de las hermanas recolectando almendras, comiendo, o desbrozando un terreno repleto de malas hierbas– para elaborar una ficción altamente estilizada.

Cabe apuntar que La hojarasca juega con elementos del fantástico en varios frentes. La premisa narrativa presenta inicialmente a las hermanas como una amenaza foránea. Luego, en el terreno de la plástica, el plano en claroscuro de Elsa al encender una vela remite al tenebrismo del Barroco. Y, por último, los nombres de las propiedades a repartir perfilan un aura fantasmagórica: el Llano de las Ánimas, la Casa Vieja, el Risco Alto… Machín juega, con excelente intuición, con el componente mitológico, atávico, de un espacio que parece detenido en el tiempo, de un territorio rocoso y árido que parece la localización idónea para todo tipo de historias y leyendas populares. Es por ello que, cuando el volcán estalla –la película incorpora en la ficción la erupción del volcán de La Palma, como hizo Oliver Laxe con los incendios de O que arde–, la explosión tiene un significado tanto físico como simbólico. Las rencillas, reproches y palabras cautivas durante años brotan de forma torrencial, como la lava del volcán. Se trata de un proceso de depuración sentimental que Machín y sus tres actrices no profesionales recrean con delicadeza y una apabullante verdad, dando pie a momentos conmovedores, como las caricias y palabras de afecto que Carmen y Maura comparten sentadas en la cama de esta última. Como Hors du temps, la película que Olivier Assayas ha presentado en esta Berlinale, La hojarasca reflexiona sobre el peso de la herencia familiar, aunque, a diferencia del francés, Machín construye su reflexión desde una perspectiva de género, presentando ese legado como una maldición (tal vez de origen patriarcal) que amenaza con romper el triángulo de sororidad formado por Elsa, Carmen y Maura. La erupción del volcán actúa, pues, como símbolo de otro desbordamiento mucho más íntimo: el de las emociones y los afectos que fluyen finalmente, como la lava, entre las tres hermanas. María Adell

LA ESTAFA DEL AMOR | Virginia García del Pino | España | 2023 | 109 min.

A lo largo de su estimulante trayectoria, la barcelonesa Virginia García del Pino ha dejado constancia de su interés por explorar la idea del fuera de campo. En su lúcido y enigmático largometraje El jurado, la cineasta diseccionó los mecanismos de un proceso judicial fijando la mirada en los rostros impávidos de un jurado popular, mientras que el proceder de los abogados, magistrados y testigos, verdaderos “protagonistas” del juicio, quedaba relegado a un denso fuera de campo. Luego, en su magnífico cortometraje Improvisaciones de una ardilla, García del Pino recolectó una serie de imágenes mundanas (o mundanales) procedentes del circo político español, y las sometió al escrutinio, desde el fuera de campo, del filósofo Josep María Esquirol, autor de un monólogo crítico con la vacuidad de los discursos políticos y mediáticos. Ahora, en La estafa del amor, la directora catalana utiliza como MacGuffin la figura de Albert Cavallé, conocido como “el estafador del amor”, quien timó a varias mujeres bajo los cantos de sirena de una pasión romántica y una vida de alto standing. Pero claro, como suele ocurrir en los films de García del Pino, el protagonista se sitúa más allá de los límites del encuadre, un desplazamiento que, en el caso de La estafa del amor, adquiere los tintes de una expulsión en toda regla.

El espacio que, en un documental de corte ortodoxo, habría sido capitalizado por la figura del estafador es ocupado en el film de García del Pino por una heterogénea troupe de personas afectadas por las exigencias, los prejuicios y otros lastres del amor romántico. El grupo conforma una suerte de coro griego que, con ánimo performativo, va desmenuzando, testimonio personal a testimonio personal, el inhóspito universo de las relaciones sexuales y afectivas en la era contemporánea. Desde las butacas de una sala de Cineteca Madrid –donde el film se rodó a lo largo de dos fines de semana–, estas víctimas del ideal romántico comparten sus ilusiones, pesares y angustias al tiempo que reciben el invasivo acompañamiento musical de Maite Arroitajauregi Aranburu y la visita y asesoramiento del antropólogo Jordi Roca, la periodista y escritora Lucía Lijtmaer, y el filósofo Josep María Esquirol.

Por la amplia diversidad de experiencias que recoge La estafa del amor, el film remite al documental Encuesta sobre el amor, en el que Pier Paolo Pasolini diseccionó el imaginario vinculado al amor y el sexo de la ciudadanía italiana en la década de 1960. Sin embargo, el deambular callejero, popular y entrometido de Pasolini contrasta con el gran esfuerzo que invierte García del Pino en construir un espacio seguro para su orfeón de hombres y mujeres convalecientes del amor. En este sentido, el gran bálsamo emocional que ofrece la película llega de la mano de Esquirol, un maestro del saber cotidiano, nada maximalista, quien responde con interrogantes inspiradores a la angustia de algunos de los amateurs. ¿Y si la dependencia que nos abruma o atribula fuese en realidad una condición afortunada, un souvenir de nuestra inclinación natural a comunicarnos, interactuar, convivir? ¿Y si la clave de nuestro bienestar pasara por la práctica de la reflexión, íntima y acompañada, en lugar de por la búsqueda de simples fórmulas curativas? En uno de los varios momentos de luz que protagoniza Esquirol, el filósofo alerta acerca de la mayor de las lacras humanas: el gesto frío, la más pura desafección. Una frialdad que La búsqueda del amor combate con ahínco, proponiendo como antídoto una celebración de la empatía, la concordia y el aprendizaje compartido. Manu Yáñez

XIMINOA | Itziar Leemans | España | 2023 | 25 min.

Ximinoa de Itziar Leemans juega al despiste presentándose como un cuento de verano playero protagonizado por una chica joven llamada June. La premisa parece apuntar a Eric Rohmer, mientras que el dispositivo narrativo toma préstamos del cine de Mia Hansen-Løve: la inclinación a la elipsis, el gusto por reunir a personajes de diversas generaciones, la combinación de sensibilidad e indolencia. Sin embargo, poco a poco, la película va revelando su desinterés por la idea del fluir de la vida. La “iniciación” de la protagonista (una intrigante Ainara Leemans) no tiene que ver con un proceso de maduración interno sino con su despertar a la realidad de la lucha de clases. Y es que el trabajo de June como niñera en una casa de tintes palaciegos desatará un conjunto de reveladoras circunstancias, del rechazo de la protagonista a sus orígenes humildes a la progresiva anulación de su personalidad a manos del universo burgués. Por su rigor formal, Ximinoa puede recordar al Nuevo Cine Rumano, a la obra de Michael Haneke o a la inolvidable La ceremonia de Claude Chabrol, aunque la crítica de Leemans a la realidad sociopolítica de la Francia contemporánea no conlleva una renuncia a la empatía y la esperanza, condensadas en los momentos de juego que comparten June y Constance. Manu Yáñez

CONTADORES | Irati Gorostidi | España | 2023 | 19 min.

El cortometraje Contadores de Irati Gorostidi transcurre en 1978 y lo protagoniza un grupo de obreros del metal que reniegan del convenio que ha firmado el sindicato con la patronal y quiere reivindicar sus derechos. El film se presenta como la crónica de dos momentos, una noche en la que un grupo de trabajadores está redactando un panfleto de protesta, y la mañana siguiente, cuando los obreros se reúnen en asamblea para decidir si firman lo pactado o continúan con su lucha para reivindicar mejores condiciones laborales, y escapar así del control que tratan de ejercer sobre ellos tanto empresarios como sindicalistas.

Aprovechando la textura que ofrece el celuloide, y cómo este encaja con las (pocas) imágenes estáticas de archivo que la cineasta vasca incorpora en su relato, Contadores deviene un ejercicio de corte casi documental, interpretado por actores no profesionales, que utiliza el registro de ficción para levantar testimonio de un hecho histórico que queda fuera del recuerdo. Como medio de recuperación de la memoria de toda una generación, de sus preocupaciones y también de su desconcierto, Contadores conecta con el trabajo planteado por Luis López Carrasco en sus largometrajes. En este caso, Gorostidi (que cuenta con el trabajo de fotografía de Ion de Sosa) busca la visibilidad de los activistas que lucharon durante la Transición y a los que la historia ha negado oficialmente su protagonismo. Fernando Bernal

BETIKO GAUA | Eneko Sagardoy | España | 2023 | 18 min.

En Betiko gaua, Eneko Sagardoy explora el drama familiar desde la perspectiva materno-filial y se aferra a la fuerza metafórica de una carretera que, en la noche de los tiempos, recoge el desencanto de dos mujeres. La hija (Miren Gaztañaga) descubre por casualidad que su madre (Elena Irureta) ha decidido irse, dejarlo todo atrás. El encuentro entre ambas resulta pirotécnico: comprende tanto la delicadeza de una lágrima vertida en silencio como el desbocamiento de un ataque de ira iluminado por unas luces de freno rojizas. A la postre, lo que se impone es un discurso de orden alegórico (similar al del corto Aqueronte de Manuel Muñoz Rivas) sobre el curso de la vida como un oscuro río asfaltado, un territorio en el que impera el desencanto y donde la única salvación pasa por la huida, en línea con las tesis de la reciente Matria de Álvaro Gago. Manu Yáñez