Página web de Documenta Madrid (9-20 de diciembre)

Página de Documenta Madrid en la plataforma de VOD Filmin, donde se podrán ver las películas de la Competición Internacional y la Competición Internacional Fugas entre el 10 y el 20 de diciembre.

ANUNCIARON TORMENTA. Javier Fernández Vázquez. 88 minutos. España (2020). Competición Internacional.

Haciendo justicia a su condición de ensayo fílmico, Anunciaron tormenta se presenta como una investigación en torno al lenguaje. Por un lado, la película explora unos textos de finales del siglo XIX y principios del XX en los que los funcionarios coloniales españoles relatan la captura, en Guinea Ecuatorial, del rebelde rey bubi Esáasi Eweera. En frente, las voces de los descendientes de los bubis dan cuenta de la brutalidad criminal que se esconde bajo la corrupta aura de respetabilidad de la crónica oficial. Por su parte, para ahondar en las siniestras discrepancias entre la voz del colonialismo y la memoria persistente de sus supervivientes, Javier Fernández Vázquez, miembro del colectivo Los Hijos, construye una película cuyas imágenes parecen existir al borde de la disolución, expuestas a una luz que, en su búsqueda de la verdad, parece difuminar los contornos del propio objeto de estudio. Para evocar la fuerza conceptual, el impacto emocional y la resonancia política de Anunciaron tormenta, este crítico invita al lector a imaginar una película donde los informes del desquiciado protagonista de Zama de Lucrecia Martel se confrontaran con la dignidad infranqueable de las voces y los rostros del cine de Pedro Costa, todo ello hilvanado a la manera de la irresoluble crónica detectivesca de Zodiac de David Fincher, donde las respuestas parecen inalcanzables, mientras las pruebas y los interrogantes encienden nuestra consciencia y nuestro sentido de la (in)justicia (Entrevista a Javier Fernández Vázquez). Manu Yáñez

A SHAPE OF THINGS TO COME. J.P Sniadecki y Lisa Marie Malloy. 78 minutos. Estados Unidos (2020). Competición Internacional.

La nueva película de J.P. Sniadecki y Lisa Marie Malloy se estructura a partir del seguimiento de Sundog, una suerte de loco ermitaño que vive al margen de la sociedad, y se articula como un ejercicio de no-ficción camuflado de cine de género: un cruce entre las historias de Debra Garnik y las realidades ocultas por las que se mueve Roberto Minervini. Personajes marginales nos descubren unos Estados Unidos igualmente arrinconados, o directamente atrincherados. En este sentido, A Shape of Things to Come se articula como un documental con alma de western fronterizo… y pre-apocalíptico. Estamos en la tierra ancestral de los pueblos nativos Hohokam y Tohono O’odham, en la frontera entre Estados Unidos y México, donde las patrullas de control dan cuenta de la inversión millonaria en el horror de la cacería humana. Y, en efecto, el seguimiento al que la dupla de directores somete a su protagonista remite a la idea del depredador que acecha a su presa. Si en Foreign Parts Sniadecki (en aquella ocasión asociado con Verena Paravel) amansaba las tensiones inherentes a la jungla de asfalto y barro del barrio neoyorquino de Queens, cimentando una relación de compadreo con sus protagonistas, aquí la interacción con Sundog aparece tocada por un halo de hostilidad.

En una fascinante escena de caza, que recuerda a los picos de violencia y crudeza de Safari de Ulrich Seidl, A Shape of Things to Come muestra su verdadera cara: estamos ante una película que consigue esquivar la tentación del feísmo y el preciosismo para aplicarse en la búsqueda incesante de una autenticidad que no siente la necesidad de justificarse. Con esta actitud, seguimos a Sundog, cuyos tics y empeño artesanal traen a la memoria motivos tan irreconciliables como la figura del granjero Mick Taylor de la saga de terror Wolf Creek y la sabiduría salvadora del Franco Piavoli de L’orto di Flora. A Shape of Things to Come nos habla de una cierta vuelta a los orígenes: la caza como herramienta de subsistencia, no como política migratoria. De fondo, unos aviones capaces de romper la barrera del sonido cortan el cielo, y torres de esqueleto metálico trufadas de dispositivos de video-vigilancia amenazan la armonía entre las personas y la tierra. En este escenario, afloran las pulsiones más desesperadas de una bestia que se sabe acorralada, y el mayor mérito de Sniadecki y Malloy consiste en mantener una distancia que les permite observar sin dejarse arrastrar por los juicios de valor. Así mantienen un bienvenido equilibrio, que les permite adentrarse tanto en las sombras del ecoterrorismo (viene a la memoria Night Moves de Kelly Reichardt) como en la idea de la gloriosa conquista de una anhelada marginalidad. Víctor Esquirol

CORRESPONDENCIA. Carla Simón, Dominga Sotomayor. 19 minutos. Chile, España (2020). Competición Internacional.

Abrazando el formato de las misivas filmadas, Correspondencia de Carla Simón y Dominga Sotomayor tiende puentes entre los universos de ambas cineastas. No solo está el evidente vínculo generacional –sus edades solo están separadas por un año–, sino que las directoras de Verano 1993 (2017) y De jueves a domingo (2012) comparten, por ejemplo, el hecho de haber abordado en su trabajo la cuestión de la infancia. Una confluencia de intereses que se hace evidente en el arranque de este intercambio de cartas movido por las emociones, los recuerdos, las dudas y la necesidad de preservar la memoria como acto de resistencia y compromiso. Carla Simón abre el film con una caligrafía de imágenes grabadas en súper 8 para anunciar con un rótulo escrito a mano –recurso que utilizará a lo largo de todo el trabajo– que su abuela acaba de morir. De este modo, la cineasta marca el tono confesional con el que se expresará durante todo la película. Porque, en la siguiente misiva, su reflexión girará en torno a las imágenes –que conserva del pasado y que piensa filmar en un futuro próximo– de su madre biológica y de su madre adoptiva, y también sobre sus dudas a propósito de una posible maternidad.

La respuesta de Dominga Sotomayor varía en la forma de trabajar con las imágenes. Su propuesta se construye a partir de material de archivo, sobre el que su voz en off actúa como guía omnipresente. La directora de Tarde para morir joven (2018) recupera un corto que filmó junto a su abuela –una alusión a lo familiar que entronca con las reflexiones de la directora catalana– que narra la llegada de una joven en tren a Santiago de Chile. Un trabajo en blanco y negro que nunca se llegó a editar, y que muchos años después la cineasta chilena reprodujo en color. Sotomayor utiliza también imágenes de su madre, protagonizando un spot de la mítica campaña a favor del “no” en contra de Pinochet en el referéndum celebrado en 1988 y que acabó con el gobierno del dictador. Pese a que en el conjunto del film resuenan ciertos ecos procedentes de la realidad social e histórica, el tránsito definitivo de la esfera familiar a la política acontece cuando Sotomayor desestima ahondar en sus impresiones acerca de la maternidad para abordar el estallido social de su país, donde la población se lanza a las calles –para manifestar un descontento generalizado y reclamar una nueva Constitución– y donde “nos están sacando los ojos a balazos”. Sotomayor saca su cámara a la calle para dejar testimonio de una realidad cíclica marcada por la represión ciudadana. De este modo se cierra un film estimulante, humilde en su duración pero reseñable en su apuesta por tender puentes entre el intimismo de orden privado y el ejercicio de agitación y denuncia política. Fernando Bernal

PLAYBACK. ENSAYO DE UNA DESPEDIDA. Agustina Comedi. 14 minutos. Argentina (2019). Competición Internacional.

Ciudad de Córdoba, finales de la década de 1980. La dictadura ha terminado; la represión, no. En la conservadora Docta rigen en plena era Alfonsín edictos que permiten a la policía detener a quienes fuera del escenario vistan ropas de otro sexo. En ese contexto desolador, las actrices transgénero conocidas como la Delpi, la Gallega y la Colo crearon el colectivo Kalas para concebir performances –basadas en playbacks de canciones de grandes divas– en locales underground como La Piaf. Pero las artistas no solo debían enfrentarse a la intolerancia social sino también a la epidema del SIDA, que se llevó hace ya 25 años a la Gallega y a tantas otras. Playback. Ensayo de una despedida es una suerte de carta de despedida a una generación que se fue mucho antes de lo lógico y lo deseable. La única sobreviviente es la Delpi, dueña de los escasos VHS que quedaron de aquellos tiempos y de la voz en off que recuerda a sus amigas del alma.

Si bien el de Comedi es esencialmente un trabajo de (re)elaboración a partir de found footage, hay también en el cortometraje algunas recreaciones que imitan (con absoluta coherencia) la estética y los registros de aquella época, cuando la cultura LGBTIQ+ debía luchar contra todo y contra todos para sostener sus pequeños espacios de pertenencia y resistencia. Inevitablemente melancólica, la nueva película de la directora de la notable El silencio es un cuerpo que cae tiene, sin embargo, una vuelta de tuerca ligada al modo vitalista en que aquellas artistas encaraban un final trágico que parecía inapelable. Reescribir la historia, construir memoria, revalorizar a una época y unos personajes que (en el marco de lo cinematográfico) resisten al olvido y encuentran una nueva oportunidad. Diego Batlle

UM FILME DE VERAO. Jo Serfaty. 94 minutos. Brasil (2019). Competición Internacional.

En este debut de la cineasta carioca Jo Serfaty, cuatro jóvenes, Karol, Junior, Caio y Ronaldo, terminan sus clases con ganas de no hacer nada: meterse en sus pequeñas piscinas, resguardarse del pegajoso calor y disfrutar de fiestas en explanadas y romances de verano. Por desgracia, la realidad es otra. Aunque también tienen momentos de algarabía, los jóvenes atisban en el horizonte unas nulas perspectivas laborales: se les exige una experiencia que no pueden tener, ese mal universal que azota a la juventud de todo el planeta. Se encuentran, al fin y al cabo, en el corazón de una etapa vital apasionante, pero llena de confusión. En esta tesitura, Serfaty no se limita a colocar la cámara y dejar que la realidad hable por sí misma. La brasileña interpela a los jóvenes, les provoca, pero al mismo tiempo se gana su confianza, su complicidad, que es mutua. Así consigue captar esos primeros planos que dan forma al imaginario visual de nuestro tiempo, marcado por las videollamadas de Skype, los vídeos de YouTube o incluso el pantallazo de “HAS MUERTO” del videojuego Dark Souls de PlayStation 4. La directora toma el punto de vista de sus protagonistas, entendiendo a la perfección sus impulsos vitales. Con la ayuda de Junior, un romántico obsesionado con The Smiths, las imágenes dan un vuelco gracias a unos sentidos videoclips caseros. El resultado final es un collage que exuda una vitalidad inédita. Y no es no haya lugar para el desánimo, pero este incluye un margen de mejora que, como poco, puede servir para salir huyendo hacia adelante. Júlia Gaitano

RESPONSABILIDAD EMPRESARIAL. Jonathan Perel. 68 minutos. Argentina (2020). Competición Internacional Fugas.

En noviembre de 2015, justo antes del final del segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación lanzó los dos tomos de “Responsabilidad empresarial en delitos de lesa humanidad: Represión a trabajadores durante el terrorismo de Estado”, que se pueden bajar de forma gratuita en PDF (Tomo 1 y Tomo 2). Esta investigación expone con suma precisión y lujo de detalles una veintena de casos en los que los directivos de empresas automotrices, alimentarias, astilleros, ingenios azucareros, compañías mineras, petroquímicas, siderúrgicas, mineras, textiles y medios de comunicación participaron de manera directa y coordinada con las fuerzas represivas en la detención, tortura y en muchos casos desaparición posterior de sus trabajadores durante la última dictadura militar (aunque justamente aquí queda más claro que nunca que se trató de una dictadura CÍVICO-militar).

Lo que Perel hace es filmar desde un coche las entradas, fachadas o vestigios de las fábricas con largos planos fijos en pantalla súper ancha mientras lee extractos de lo que ocurrió en el interior de cada uno de esos ámbitos. Empresarios que prestaron camionetas para los operativos, que cedieron oficinas para montar centros clandestinos de detención y tortura, que habilitaron el ingreso de militares que se hacían pasar por trabajadores para realizar inteligencia interna, que delataron a sindicalistas y generaron alianzas concretas con los gendarmes para “eliminar elementos molestos” (sic). Lo que la investigación demuestra y Perel ratifica en este riguroso documental-ensayo es que se trató de un modus operandi, de patrones que se extendieron por todas las provincias y en todos los sectores de la economía. Los militares exterminaban a los trabajadores más combativos, los empresarios echaban personal sin pagar indemnizaciones, aumentaban la productividad al dejar sin efecto derechos laborales, se endeudaban fuertemente en el exterior y finalmente (allá por 1982) la dictadura terminó estatizando la deuda privada de miles de millones de dólares. No se trató de mera complicidad secundaria, ni de hacer la vista gorda, sino directamente de una absoluta connivencia, una sociedad para cometer delitos de lesa humanidad.

En los 68 minutos de este film contundente (más allá de su propuesta programática), Perel recorre, entre otros ámbitos, los ingenios Concepción y Ledesma, las automotrices Fiat, Ford y Mercedes Benz, Astilleros Río Santiago, Grafa, Molinos Río de la Plata, Siderca, Acindar (José Alfredo Martínez de Hoz presidió el directorio antes de asumir como Ministro de Economía), Swift, Alpargatas, Loma Negra y La Nueva Provincia; es decir, hace pública la responsabilidad directa de los Blaquier, Bunge y Born, Rocca, Fortabat, Massot y un largo etcétera. La mayoría de esos grupos empresarios campan a sus anchas con la más absoluta impunidad. Diego Batlle

LLUVIA DE JAULAS. César González. 82 minutos. Argentina (2019). Competición Internacional Fugas.

Con apenas 31 años, un puñado de películas en su haber y algunos libros publicados, César González es uno de los cineastas más singulares del cine argentino contemporáneo. Sus películas están hechas con escasos recursos materiales, lo que no significa escasos recursos formales. En Lluvia de jaulas, su último film, un retrato experimental y político sobre Buenos Aires, González incluye algunos pasajes que remiten directamente al Godard de Film socialisme, una forma de apropiación desobediente que es uno de los rasgos de su poética. Que González haya nacido en una villa porteña, que haya pasado por un correccional de menores y luego por una cárcel, donde se interesó por el cine y la filosofía, y que en la actualidad siga viviendo con su familia en la Carlos Gardel no le confiere ningún mérito estético por antelación, pero sí determina una perspectiva. Que el propio González haya adoptado el epíteto de “cineasta plebeyo” indica algo más que una ingeniosa síntesis de su posición. El término plebeyo añade un componente universal que desborda la caracterización del villero y lo sitúa en una historia universal de los desposeídos.

Lluvia de jaulas es un desafío. No hay un relato lineal, sí una atmósfera y una intensidad audiovisual casi hipnótica que propone una idea de mundo. Los paseos del protagonista por el Obelisco, la calle Florida y la city porteña, en contraste con la vida cotidiana en la villa en la que vive, señalan una correlación intrínseca entre la riqueza de una sociedad y la pobreza que es su excedente. Pero eso no es todo, porque hay en este film instantes de hermosura rara vez capturados por una cámara cinematográfica: el cielo, la lluvia, el barro y las flores contemplados a través de la mirada de los plebeyos (entrevista a César Gonzáles en la web Con los ojos abiertos). Roger Koza