Ramón Lluís Bande regresa a la competición del Festival Internacional de Cine de Gijón/Xixón (16-24 noviembre). Su nuevo largometraje, Cantares de una revolución, se presentará en estreno mundial en la Sección Oficial, siendo el primer largometraje asturiano desde hace más de dos décadas en participar en el emblemático apartado del FICX. En el film, Bande, con la complicidad del músico Nacho Vegas, recorre algunos de los sucesos y escenarios más significativos de la insurrección de los obreros y campesinos asturianos en octubre de 1934. Este retrato de la última revolución proletaria en Europa occidental, toma la música popular como mapa y las palabras de Belarmino Tomás, presidente del Tercer Comité Revolucionario, como brújula: “Trabajando con las palabras de Belarmino Tomás –para mí la figura política más importante del siglo XX en Asturias– y con las canciones populares nacidas de la propia insurrección, encontré una forma cinematográfica que me permitía acercarme de una manera rigurosa a lo que fue la revolución”, comenta Ramón Lluís Bande. 

El nuevo largometraje del director de Equí y n’otru tiempu y Vida vaquera es una película cantada, contada y leída: “Filmar personas leyendo –también cantando– siempre me pareció un recurso muy cinematográfico, a pesar de lo que suelen decir los profesionales y los manuales. Planos estáticos donde alguien lee –o canta– frente a la cámara, con su voz arropada por el sonido natural del espacio en el que lee, radicalmente relacionado con el contenido del texto leído, como una manera de invocar el pasado en el presente”. La película cuenta los primeros momentos de la revolución del 34 en Asturias, con la toma de los cuarteles en Sama; la entrada de los Regulares en Oviedo; la destrucción de la Universidad; el asesinato de Aida de la Fuente; el encuentro entre Belarmino Tomás y el general López Ochoa para “organizar la paz” o el discurso del propio Tomás en el balcón del ayuntamiento de Sama rindiendo la revolución.

A lo largo de este viaje, Nacho Vegas interpreta, adaptadas o reescritas, ocho canciones populares de la revolución, como Una mañana, Asturias, tierra bravía, Aida de la Fuente o Asturies desventurada. En Cantares de una revolución, el director de Escoréu (Pravia), 24 d’avientu de 1937. Crónica d’una exhumación se aproxima a las formas de una cierta ficción desdramatizada. En palabras del realizador, “hay una puesta en escena falsamente teatral que considero que funciona muy bien para crear el distanciamiento necesario entre lo contado y el espectador”. En todo caso, lo nuevo del director de El nome de los árboles conserva muchas de las constantes estéticas y éticas del cineasta gijonés. Él mismo las señala: “La utilización del plano-secuencia, la duración, el foco en la memoria política colectiva de los asturianos; la dialéctica pasado-presente en el registro de los espacios naturales; la utilización de material de archivo, desde la conciencia de que es él el que nos mira y nos interpela, más que nosotros a él; el protagonismo, aquí casi absoluto, de la música popular, y la memoria oral que, aunque en este caso nos haya llegado escrita, en un primer momento fue palabra dicha”.

TRAILER de CANTARES DE UNA REVOLUCIÓN