Han transcurrido más de cuatro décadas desde que Jerry Schatzberg dirigió Pánico en Needle Park, épico retrato del amor imposible entre dos neoyorquinos adictos a la heroína. Hoy, los heroinómanos del Upper West Side de Manhattan siguen frecuentando la plaza Sherman –apodada Needle Park–, como hacían Al Pacino y Kitty Winn en la ficción, pero el Parque de las Agujas no es su único punto de encuentro. El último largometraje de los estadounidenses Joshua y Ben Safdie, titulado Heaven Knows What y presentado en el Festival de Venecia de 2014, arranca con una escena que define la transformación de esta comunidad de adictos: un episodio violento que resulta más chocante por su localización que por su dramatismo. En él, la protagonista, Harley (alter ego de Arielle Holmes), se dispone a cometer un absurdo y patético acto de fe para demostrar su amor incondicional por Ilya (Caleb Landry Jones): quitarse la vida en una biblioteca pública. Durante esos primeros minutos, muchos espectadores se preguntarán: ¿qué hace una pareja de vagabundos toxicómanos y su grupo de amigos en una biblioteca? Los hermanos Safdie contestarían con picardía: los tiempos han cambiado.

El nuevo trabajo de los Safdie propone una revisión y aniquilación de los estereotipos que rodean al mito del heroinómano, mostrando sus nuevos hábitats y otras pautas de comportamiento que no responden a su adición, sino a las inquietudes de todo adolescente moderno. Los jóvenes yonquis y sin techo que aparecen en Heaven Knows What no son tan distintos de los demás chicos nacidos entre los ochenta y noventa. Les veremos actualizando sus perfiles de Facebook en bibliotecas públicas o escuchando black metal en vídeos de YouTube. En este sentido, Heaven Knows What no es una junkie movie convencional, sino la puesta en escena de las circunstancias de un yonqui moderno. Y la drogodependencia no es su única circunstancia.

El cine de los Safdie nunca se ha construido a partir de arquetipos. Sus cortos y largometrajes de ficción revelan el lado más humano (y menos explorado) de los proscritos de Nueva York. En The Pleasure of Being Robbed nos demostraron que no todos los ladrones son criminales: la protagonista era una dulce y encantadora cleptómana interpretada por Eleonore Hendricks (actriz que también tiene un rol secundario en Heaven Knows What). Mientras que en Go Get Some Rosemary advertíamos –con horror y compasión– la buena voluntad de un padre arruinado que, sin mala intención, drogaba y dejaba en coma a sus hijos. Por su parte, Heaven Knows What perfecciona las dos cualidades representativas de su filmografía: el melodrama y el cinéma verité.

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Lo nuevo de los Safdie se presenta como una biografía ficcionalizada de Arielle Holmes: una ex-adicta que Joshua Safdie conoció en el metro de Nueva York cuando todavía consumía heroína. Con la ayuda de ambos directores, Holmes escribió sus memorias, que más tarde se convertirían en un bestseller. Sin embargo, Heaven Know What no es una épica historia de superación como Yo, Cristina F, pues, aunque se base en una biografía literaria, el largometraje prescinde de todo arco dramático. De este modo, Heaven Knows What funciona como una sucesión de escenas cotidianas sobre conversaciones banales, agresiones físicas y disputas por dinero o droga, que son interpretadas por auténticos yonquis y ex-yonquis del entorno de Holmes (a excepción de Landry Jones y Hendricks).

Asimismo, esta versión Upper West Side de En el cuarto de Vanda se acerca mucho más al documental que The Pleasure of Being Robbed o Go Get Some Rosemary, donde la aparición de elementos fantasiosos nos liberaban de la tensión melodramática: un oso polar de peluche en el zoo de Nueva York donde estaba esposada Hendricks o el monstruo-mosquito que atacaba al padre irresponsable. Heaven Knows What nos somete al visionado del infierno que vivió Arielle Jones de la forma más macabra y realista posible.

Visionado de Heaven Knows What en Filmin.