La trama de esta pequeña joya coproducida por los hermanos Dardenne se desarrolla en un París donde reina una sensación de no-tiempo y no-lugar. Un territorio en el que los personajes son incapaces de comunicarse apropiadamente, dando pie a terribles consecuencias, como el intento de parricidio que llevará a cabo el joven protagonista de Le fils de Joseph. Éste es Vincent (Victor Ezenfis), un quinceañero obsesionado por conocer la identidad de su padre (Mathieu Amalric), que su madre soltera (Natacha Régnier) le ha ocultado desde que nació. Cuando da con el paradero de su progenitor, Vincent le sigue hasta propiciar un encuentro forzado, un encuentro que condicionara la existencia de todos los personajes de la ficción. Sin embargo, Green no concibe este encuentro paterno-filial como el punto de inflexión central del film.

El autor de La religiosa portuguesa divide el relato en cinco capítulos que coinciden con cinco episodios bíblicos: el sacrificio de Abraham, el becerro de oro, el sacrificio de Isaac, el carpintero y la huida de Egipto. La correspondencia con el texto bíblico es incontestable. Además de los nombres de algunos personajes, en los cinco capítulos advertimos escenas parecidas a otras del Antiguo Testamento. Por otra parte, la dimensión bíblica y la tragicomedia familiar se intercalan durante las escapadas por las calles de Paris –donde los personajes se perderán contemplando la bella arquitectura de sus edificios e iglesias– o durante las visitas al Louvre para admirar la belleza de las obras de Caravaggio o Mantegna. Le fils de Joseph es una obra menor en comparación con La Sapienza, pero la belleza de sus imágenes y sus metáforas bíblicas y paganas son motivos suficientes para seguir reverenciando a Green.