A principios de julio, Filmin anunció que añadiría dos de los primeros films del director surcoreano Hong Sang-soo en su catálogo. Se trata de una gran oportunidad para repasar la etapa inicial del autor de Hill of Freedom, que presentará su nueva película, titulada Right Now, Wrong Then, en el Festival de Locarno. Así, además de En otro país, los suscriptores de Filmin también podrán disfrutar a partir de ahora de La mujer es el futuro del hombre y Un cuento de cine.
A lo largo de dos décadas, la filmografía de este prolífico director –ganador de un Tiger Award de Róterdam en 1996 con su ópera prima The Day a Pig Fell Into the Well– ha experimentado un atípico proceso de depuración y vaciamiento. Una transformación marcada por una progresiva eliminación de cualquier complejidad argumental, por una serie de renuncias técnicas en pos de una sobria puesta en escena, y por la creciente austeridad de sus rodajes. Su capacidad de inventar relatos sobre la incomunicación entre individuos de sexo opuesto mediante un guión eficaz y elemental se ha convertido en la quintaesencia de su cine. En este sentido, ver por primera vez las enrevesadas La mujer es el futuro del hombre y Un cuento de cine resultará una experiencia chocante para el espectador que conozca el devenir del cine de Hong.
“La mujer es el futuro del hombre” (2004).
Su quinto y sexto largometrajes –ambos presentados en la competición oficial del Festival de Cannes en 2004 y 2005– parecen situarse a años luz de esa misteriosa “pureza” que baña los fotogramas de sus trabajos más tardíos, films como Our Sunhi o Nobody’s Daughter Haewon. Sin embargo, la obra de Hong siempre ha ido un paso más allá de esas repetitivas veladas donde corre el soju y se ponen en evidencia ridículos triángulos amorosos protagonizados por estudiantes, profesores e hipotéticos cineastas consagrados.
En muchas ocasiones, el realizador de The Day He Arrives ha sido comparado merecidamente con Eric Rohmer por su habilidad para extraer la esencia de las relaciones entre seres humanos a partir de situaciones cotidianas. No obstante, a diferencia del director de El rayo verde, Hong ha propuesto, desde sus inicios, una reflexión sobre el arte del engaño a través de la instrumentalización del cine. El autor de Oki’s Movie se presenta cual poderoso demiurgo, creando ilusorias realidades que perturban la vida de sus errantes y melancólicos personajes. Por ejemplo, la puesta en escena de una de las peores pesadillas de la protagonista de Nobody’s Daughter Haewon; la correspondencia postal transformada en reescritura de una ficción en Hill of Freedom; el borrador de tres guiones sobre un corto que condiciona los tres episodios de En otro país; o –el caso más impactante de todos ellos– el cortometraje dentro de la ficción que determinará el futuro y el comportamiento del protagonista de la magistral Un cuento de cine. Asimismo, el propósito del realizador coreano es desdibujar las fronteras entre los diferentes niveles de sus ficciones; jugando con el pasado, el presente, el futuro y los sueños de las marionetas de sus films.
El engaño y las falsas apariencias son la conditio sine qua non de la filmografía del director de Noche y día. Un manifiesto que alcanza su clímax en Un cuento de cine. Esta ficción arranca con un reencuentro entre dos ex-alumnos de un instituto en una calle de Seúl. Una extraña pareja destinada a fracasar en todo lo que se propongan compartir (comida, bebida, sexo o un intento de suicido); pues, aunque hubiesen estado enamorados años atrás, ahora no hay nada que les una. Todo ha cambiado. Los protagonistas de los films de Hong suelen moverse entre la melancolía y la comicidad, como demuestran los primeros cuarenta minutos de Un cuento de cine. No obstante, no estamos ante un melodrama. Así, tras una segunda tentativa de suicido que jamás llega a acontecer, la película se corta en seco y el espectador se da cuenta que ese largometraje titulado Un cuento de cine todavía está por empezar. Lo que acaba de ver es un corto que ha realizado uno de los personajes secundarios de la ficción de Hong.
“Un cuento de cine” (2005).
El visionado de ese corto cambiará la vida del protagonista Dong-soo (Kim Sang-Kyung), dado que la trama de esa breve pieza es una versión mejorada de una anécdota biográfica que le confesó a su mejor amigo y director del corto. Igual que indicaría años más tarde Hong con En otro país, a través del séptimo arte es posible modificar un pasado traumático o un presente no deseado. Por otro lado, en la segunda parte de Un cuento de cine surge un bizarro triángulo amoroso entre Dong-soo, la actriz del corto que interpreta a la ex-novia de Dong-soo y el cineasta. Este peripatético romance a tres bandas estará capitaneado por la mujer, puesto que los personajes femeninos de Hong –tengan un rol principal o secundario– suelen funcionar como epicentros de sus relatos. Ya sea para olvidarlas, reconquistarlas o enamorarlas por primera vez, las mundanas femmes fatales coreanas son el motor que impulsan las nefastas decisiones de los hombres.
En la maravillosa La mujer es el futuro del hombre (2004), también disponible en Filmin, la figura femenina no es sólo el eje central del triangulo amoroso entre dos grandes amigos. La atractiva artista plástica Sunhwa (Sung Myunah) será la encargada de dar dimensión temporal a la película. Si en Un cuento de cine (2005), Hong camuflaba una ficción hipotéticamente ajena dentro de su propio cine, en su film anterior el realizador intenta engañar al espectador creando un laberinto temporal del que es casi imposible distinguir el pasado del presente. Sin Sunhwan no podríamos detectar los más de diez años que separan las escenas rodadas en las mismas localizaciones, porque ella es la única que no ha quedado atrapada en ese pasado idealizado. Las mujeres de Hong Sang-soo son presentadas con las mismas disfuncionalidades emocionales que los personajes masculinos. Sin embargo, ellas despuntan al lograr aniquilar sus miedos, sus frustraciones y su soledad enfrentándose al futuro.
Ver La mujer es el futuro del hombre y Un cuento de cine en Filmin.
