Cada vez resulta más difícil ver películas realmente originales en los festivales de cine. Los formatos preestablecidos que monopolizan las competiciones de los festivales internacionales están tan marcados que raramente algo se sale de la norma. Evolution, que concursó en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián en 2015, es una de esas películas. Difícil compararla –cualquier suma de referencias no le hace justicia–, difícil adivinar para dónde va, qué es, qué se trae entre manos y, sobre todo, posee un nivel cinematográfico pocas veces visto. La nueva película de la directora de Innocence, de 2004, es un misterio de principio a fin. Una suerte de fábula de terror físico, una película de suspense biológico, un relato de ciencia ficción espeluznante. Evolution es todo eso y nada de eso: una película política, poética y polémica, de esas que no dejan a nadie indiferente. En su presentación en San Sebastián fue recibida con una mezcla de amor y odio, lo cual era previsible ya que es una propuesta enrarecida y buena parte del público (y de la crítica) no se caracteriza por su pasión por el riesgo estético.

Si tengo que pensar una referencia para Evolution diría que es David Cronenberg y tal vez un poco David Lynch y un tanto de esa maravillosa extravagancia llamada Under the Skin de Jonathan Glazer. Pero no es suficiente. La extraña historia transcurre en un pueblito costero (está filmado en Lanzarote pero no es un lugar del todo “real”) en el cual parecen solo vivir madres con sus hijos pequeños. El protagonista es un niño de diez años que, metiéndose en el mar, encuentra un cadáver de otro niño de su edad. Un descubrimiento que nos sumergirá en un extraño relato en el que resuena la experimentación sobre la reproducción humana. Climática, subyugante, un poco fuerte para los que prefieren evitar ver órganos vitales en plano detalle, pero siempre generando en el espectador la sensación de que estamos ante un mundo tan original como apasionante, Evolution es una verdadera joya, de las pocas películas que todavía son capaces de inventar mundos nuevos en el cine de hoy. Entrar en ella es meterse de lleno en un universo paralelo y asombroso. Salir de ella, no lo sé. Todavía no he logrado hacerlo…

Proyección de la película en La Casa Encendida.