Reseguir la heterogénea pero a la vez compacta filmografía del francés Jean-Gabriel Périot conlleva sumergirse en una obra eminentemente política, en la que la observación de la real –en clave ficcional, documental o a través del material de archivo– articula una reflexión constante a propósito de la Historia y de sus consecuencias. En el largometraje documental Une jeunesse allemande (Una juventud alemana), Périot propuso un fascinante e inagotable trabajo a propósito de la historia de la Baader-Meinhof, mientras que un año después, en 2015, estrenó Luces de verano, su debut en el campo de la ficción a través de una historia rodada en Japón y marcada por el aniversario del lanzamiento de la bomba en Hiroshima. Por último, en 2018, el francés grabó el cortometraje documental Song for the Jungle, (y ganador del premio Zabaltegi-Tabakalera del Festival de San Sebastián) en un campo de migrantes de Calais. En conjunto, un poderoso corpus fílmico al que ahora cabe añadir Nuestras derrotas, surgida del trabajo conjunto entre el realizador y los estudiantes de cine de un instituto en Rolland d’Ivry-sur-Seine, muy cerca de París. De mayo a junio de 2018, Périot propuso a los jóvenes representar frente a su cámara pasajes de películas posteriores a mayo del 68 que hablaran sobre aquella revolución. Luego les entrevistó para reflexionar sobre los diálogos de dichas películas.

Así, la idea del archivo aparece reelaborada por la mirada del cineasta y reinterpretada por la actuaciones de sus alumnos-actores. La película arranca con una secuencia de La Salamandra de Alain Tanner (1970) y luego nos lleva hacia la obra de cineastas como Jean-Luc Godard, Chris Marker o Marin Karmitz. Périot apuesta por despojar estos momentos de cualquier tipo de decoradación, rueda a los jóvenes en lugares que son comunes para ellos, con sus propias ropas y sin recurrir a ningún tipo de elemento de dirección artística. Solo el grano que palpita en las imágenes resalta su cualidad de ‘nuevo’ material de archivo, una textura que desaparece cuando se da paso a las entrevistas

Durante las conversaciones, los adolescentes hablan de su relación con sus padres, y de cómo perciben el pasado. Mientras Périot les anima a emplear sus propias palabras, tomando como punto de partida diálogos de las películas de ficción, emergen temas como la revolución, el capitalismo, el mercado laboral, la política, las diferencias entre derecha e izquierda, la solidaridad, el anarquismo… Es decir, se da el pie a que sean los propios estudiantes los que construyan la dimensión política de Nuestras derrotas. Sin mostrar un discurso conclusivo –Périot nunca lo ha hecho a lo largo de su filmografía–, el director deja que sean las palabras de sus alumnos las que apuntalen un mensaje de aliento esperanzador. Ellos todavía creen que la unión en un grupo hace la fuerza.

Tras la primera fase del rodaje, el director regresó tiempo después, en el mes de diciembre, para terminar su película con otro ejercicio de representación basado en la realidad. Los alumnos simularon los incidentes estudiantiles ocurridos muy poco antes en Mantes-la-Jolie. La imagen reconstruida resulta especialmente impactante, con un grupo de chicas y chicos de secundaria obligados a arrodillarse en el suelo por la Policía. En su magnífica recta final, el film certifica su mensaje con una sentencia fulgurante: “nuestra sustancia nunca será la victoria, sino la lucha”.